Los viejitos sordos siguen aquí deleitando al público con casi todas sus ocurrencias locas y disparatadas, pues su ingenio y su talento son indiscutibles. El astuto Severo hizo una señora broma para tirarse del todo a Luciano más sordo que una tapia.
Los viejitos sordos llegan cansados de bregar con todos los libros de historia, Severo le quiere recomendar a Luciano que lea porque nunca está enterado de nada, y la gente se totea muerta de la risa con las crónicas indígenas que Severo le dice a ver si las entiende, qué cosa más complicada, porque Luciano no conoce los tejidos de lana, y saca de paso el Kamasutra que es un libro de sexo, Severo lo reprende y le dice que no es de historia, pero Luciano le insiste porque para los viejitos sordos ya el sexo es pura historia contada y nada más que eso, estos dos cómicos en cada salida llegan con algo bien distinto y muy original.
El asilo de los viejitos sordos cambia de administración, y los dos se impacientan por saber las nuevas reglas, Severo está muy furioso pero Luciano con todo lo sordo que es no entiende por qué su amigo patalea, estas rutinas son las delicias del público que los escucha reventado de carcajadas todas las veces que estos dos cascarrabias salen a escena, cada uno con sus terribles chocheras pero Severo, más cuerdo que Luciano, suda la gota gorda para hacerlo entrar en razón, o sea que lo entienda de una vez por todas, cosa que ni su sana madre parece capaz de conseguir, y Severo está bien mamado de aguantárselo, qué cosa tan bárbara!
Como explicarle el terrorismo a un niño...? Son preguntas de politica, se supone que a las reinas no se les debe preguntar sobre politica. Se le pregunta sobre sus labores sociales.
