Soy una persona como cualquier otra, es decir, nada especial. Un día, junto con mi esposa, decidí emprender un "pequeño viaje" por la Palabra de Dios. Dispuesto a escucharla a pesar de nuestras humanas limitaciones, confiando en que "la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Rom. 10:17).
¿A dónde lleva este viaje? No lo sé....
Pero de una cosa estoy seguro: Es necesario que el ser humano escuche lo que Dios tiene que decir a través de su Palabra.