Desde que se introdujo el mundo del ARN, (La hipótesis del mundo del ARN: la peor teoría de la evolución temprana de la vida, excepto por todas las otras. Harold S. Bernhardt, Dr. en Biología) la aceptación ha aumentado a pesar de sus muchas limitaciones, incluyendo la durabilidad de la molécula. Solo con mirar una molécula de ARN, esta parece desmoronarse. Trabajar con ARN es extraordinariamente difícil, porque es muy delicada. Su propósito es ser un almacén temporal de información. Y a consecuencia de su fragilidad, es extremadamente improbable que pudiera servir de algún tipo de partida para la vida. Así, el ARN no pudo preceder a la primera célula, porque necesitaba estar protegido en un ambiente celular para ser estable, para ser copiado, para ser útil. Reflexionando sobre el origen de la vida y las implicaciones del ARN sintético, el químico Robert Shapiro dijo: “El fallo de esta clase de investigación no está en la química. El error está en la lógica de pensar de que el control experimental que existe en un laboratorio moderno pudo estar disponible en la Tierra primigenia. En realidad, las probabilidades en contra de que el ARN se formase por sí solo son astronómicas“. Dice el biólogo Dr. Standish: Eso supone moléculas que los seres vivos no utilizan y que son, de hecho, nocivas para los seres vivos. Las condiciones en la Tierra primitiva eran hostiles para la vida. Hostiles para la formación del tipo de enlaces que se necesitan para fabricar moléculas biológicas. Y ahí es donde surge un problema enorme, porque el agua rompe los enlaces que mantienen unidas las proteínas. El agua rompe los enlaces que mantienen unidos los ácidos nucleicos como el ADN. El agua rompe los enlaces que unen los polisacáridos como el almidón y la celulosa. Así que el origen de la vida no pudo haber ocurrido en el agua.