A lo mejor, o muy probablemente hablo con el estómago, pero para mí, “Siete crisantemos” es la canción más bella que se ha escrito jamás. Hace algunos años en una tertulia que tuve la enorme dicha de compartir, estábamos el maestro Sabina, un par de chicos más, Jorge y yo. Uno de los primeros solo atinaba a hacer algunos comentarios algo bobos que no tardaron en impacientar a Joaquín. En una de esas le pregunta -Bien, dime, cuál es mi canción que más te gusta? -“Nacidos para perder”, le contesta el tipo. --Bah, si es malísima, le contestó mi buen Sabina con mucha intención, como siempre que habla. Y se vuelve hacía mí. - Alex, ¿Cuál es mi tema que más prefieres? - “Siete crisantemos” le contesto sin vacilar. Joaquín se puso muy serio y me dedica la mirada más cómplice que recibí jamás. - Es muy buena, verdad? Años, muchos años después, después de una Noche Sabinera le dije a Pancho Varona que quería subirme a cantar con ellos en la que se llevaría a cabo a la noche siguiente - Muy bien, ¿Cuál quieres? - “Siete crisantemos” ladré por segunda vez en la vida Horas antes de la función salí a caminar por las bellísimas calles de la ciudad de México. Y al hacerlo, me asaltó una duda. ¿Me sé la letra?... ¡¡Claro que sí!! ¿Verdad? …. Sí, desde luego, la he escuchado cientos de veces…. Pero… ¿y si la olvido? No sé si lo sepan, pero el tema tiene tres estribillos que de hecho son distintos. Sólo se repite un verso, pero las rimas son las mismas jaja. Tomé mis audífonos, una cajetilla de cigarros y volví a escuchar por otras innumerables ocasiones el poema mientras recorría la Avenida Reforma. Se llegó la noche y llega mi turno de subir. Me acercó al micrófono y el baterista (el gran Paco Beneyto) me dice al oído mientras se ríe, “ no me la sé! Y Mara se me acerca y me dice que no habían conseguido la letra impresa que le suelen poner en un atril a los pobres valientes que se suben a ese escenario. - No hay ningún problema No sé si lo hice bien. Supongo que desafiné espantoso. Pero no cambié una coma. Y la canté con Pancho. Con mi amigo Pancho Varona, a quien tengo meses queriéndole escribir y no sé cómo decírselo. Pero él sí lo sabe.
