Los planes del presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, para frenar la migración irregular en la selva del Darién, una inhóspita región que hace de frontera natural con Colombia, despiertan más interrogantes que certezas.
"Panamá y nuestro Darién no es una ruta de tránsito. No señor, esa es nuestra frontera", dijo Mulino la semana pasada en la proclamación de su triunfo por parte de la Junta Nacional de Escrutinio. Desde la campaña, había dicho que quería “cerrar Darién”.
En su mensaje de la semana pasada, explicó que propone iniciar “un proceso de repatriación con todo el apego a los derechos humanos” para los cientos de miles de migrantes que atraviesan la zona cada año. "Para que sepan los de allá y los que quisieran venir, que aquí el que llega, se va a devolver a su país de origen", advirtió el ganador de las elecciones de abril.
Aunque el tapón del Darién era visto hace una década como una barrera prácticamente infranqueable, cada vez más migrantes se arriesgan a cruzar la zona durante unos cinco a siete días de peligrosa caminata. En 2023, más de 500.000 personas llegaron a Panamá por la selva, la mayoría con planes de seguir su camino hasta Estados Unidos, y en los primeros meses de 2024 el número supera al mismo registrado en ese período del año pasado.
#venezuela #venezolanos #migrantes #nicolásmaduro #panama
14 май 2024