Hace varias semanas en Madrid se celebraba una gran Manifestación, 'La revuelta de la España vaciada', convocada por plataformas de muchas regiones, que clamaban contra la marginación secular y la despoblación que sufren desde hace años muchísimos pueblos a lo largo de muestra geografía: esa España marginada por la que dio la cara el gran José Antonio LABORDETA.
Sin embargo, ya hace casi 40 años que cuatro jóvenes universitarios (uno de ellos ya con plaza de profesor no numerario en la Universidad Complutense) apostaron por dejar la comodidad que ofrece la gran ciudad y, arriesgando mucho, decidieron ir a vivir a un pueblo abandonado de Huesca, Aineto: una aldea medio en ruinas, sin electricidad, agua corriente, ni teléfono y con una carretera con más baches que asfalto.
Y, cuatro décadas después, allí siguen Agustín, Ana y Paco. Ana regenta en Aineto una casa rural, la Vieja Cadiera. Agustín Montero, preside la Asociación Artiborain, que gestiona cuatro pueblos cedidos por la Diputación de Aragón en el Prepirineo de Huesca.
Y, gracias a ellos, neorrurales, pioneros en repoblación, hoy Aineto es un pueblo muy vivo, con escuela infantil. Una referencia.
13 апр 2019
