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#ALEGRIA83 #ALEGRIADECORAZÓN #MATAMOROS
Lo que un puñado de muchachos empezó como pasatiempo a inicios de los ochentas, acabó siendo toda una organización musical que dio frutos y aun brilla en el firmamento grupero de México y Estados Unidos de América, así nació Alegría 83, que por cuestiones de una clausula contractual a inicios de los noventas, cambiaron de nombre para continuar como Alegría de Corazón.
En el barrio de la colonia Buena Vista de Matamoros los vecinos los oyeron tocar por primera vez, cuando Pedro Ochoa, el hoy vocalista, tecladista y líder del grupo apenas aprendía sus primeras notas de piano a sus 19 años de edad; con él, entonces se unieron a la guitarra José Luis Vela; Silvestre Delgado en el bajo; Guadalupe Rojas en la batería; Cándido Barrón en el cencerro; Elías Martínez en el Güiro, y Raúl Rojas en las congas; todos eran aprendices de músicos y algunos adolescentes pero con muchas ganas de triunfar.
Tercos en el ensayo diario se empeñaban en prepararse para subirse a los escenarios, y soñaban hasta con grabar un disco, así, cuando ya se sintieron seguros de lo que buscaban, se atrevieron a hacer su primera presentación en público, en el festejo de quince años de Linda, una muchacha amiga de ellos.
Esa sería la primera demostración de talento de Alegría 83, donde no cobraron ni un solo centavo, pero eso si, la gente bailó toda la noche y con eso ellos quedaron contentos demostrándose a sí mismos que eran capaces de sostener su contagioso ritmo por más de cuatro horas, pues valoraban haber empezado de cero, solamente con el vivo sueño de triunfar y poder competir con los grandes grupos afamados de aquellos tiempos.
Su meta a corto plazo después de tocar en bodas, quinceañeras y graduaciones, ya una vez desprendidos de la timidez que imponen los escenarios, era grabar un disco y fue el baterista de la agrupación Cándido Barrón, que de su bolsillo sacó una hoja maltrecha donde traía apuntada la melodía María de los Ángeles de su propia autoría y todos emocionados escucharon como se las tarareo y como quedó cuadrada con la voz de Pedro, y así, en 1984, en los estudios Rolys de Reynosa, Tamaulipas, grabaron su primera cumbia punta de lanza de un L.P. que enseguida completaron en Monterrey, Nuevo León, en los Estudios Cadena.
Desde allí la popularidad, los contratos y la fama giraron en torno a Alegria 83, porque al llegar a Matamoros con su primer acetato bajo el brazo lo escucharon Juventino Lozano, Joel Becerra y Heberto Castillo, locutores de la radio local, especialistas en el descubrimiento de estrellas, y lo empezaron a tocar en sus programas radiales en las distintas estaciones, cautivando al público.
Uno de los locutores que le dieron el impulso fuerte a Alegría 83, fue Heberto Castillo Hernández en su programa Bailando en Casita al Ritmo de Cumbia y de Salsa, que se transmitía todas las noches por la XEMS 1490 AM, Radio Mexicana:
Cuando el disco todo completo de Alegría 83, agarró vuelo en las estaciones de radio de Matamoros, los casetes de la agrupación que contenían temas como Mi Vida Feliz y María de los Ángeles se oyeron fuerte en los automóviles y hasta en los autobuses foráneos, entonces, la música de estos grandes del mundo grupero, se empezó a oír para el interior del país, desde donde les llegaron propuestas para hacer giras, ya como músicos encumbrados.
Pero primero tenían que cumplirle a Matamoros porque la multitud en su propia tierra los quería ver, los quería escuchar, querían sentir la Alegría que emanaba del corazón de estos jóvenes pues para entonces siendo ellos unos estudiantes las muchachas de su edad se morían por tocarlos y verlos actuar, de esta manera sus presentaciones empezaron a ser masivas llenando espacios como la Terraza Corona, el Ejido Sandoval ó González Villarreal, donde arrasaron con su encanto...
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7 сен 2024