El mero concepto de biblioteca ambulante me resulta inspirador y me trae a la memoria tantas y tantas historias de libros que se acercan hasta nosotros, los lectores: sea con un bibliobús, con unas mulas cruzando las montañas de Kentucky o con ese carro que recorría los caminos cargado de letras e historias en Warrington. Aplaudo vuestra iniciativa. No dejéis nunca de promover la lectura y de traer los libros hasta nosotros cuando no podamos acercarnos hasta la calle Pelayo :)