Acabo de terminar "Te di ojos y miraste las tinieblas" y necesitaba contar en algún sitio que Irene Solà ha vuelto a escribir una novela increíble haciendo magia de lo real, amor del dolor, belleza de la fealdad. Recuerdo en pandemia, cuando los niños no tenían clase y los padres hacíamos de profesores que, recién leído "Canto yo y la montaña baila", lo usaba para los dictados, concretamente cuando el corzo cuenta su historia. El niño quedó maravillado. Tengo mucho que agradecerle a Irene y su obra así que aprovecho este espacio anónimo para hacerlo. Gracias.