Es claro, evidente el labor y esfuerzo que realizaron con el caso del puma que descendió a la ciudad de Santiago durante pandemia, tratar de reubicarlo en un sector alejado fue un increíble gesto, mas es sumamente triste saber que el pobre terminó nuevamente en el zoo “no por voluntad propia; en el fondo o quizás la tercera vez que bajo, este seguía asimilando ese sector de la ciudad como parte de su territorio. También es sabido que necesitan grandes extensiones de terreno para vivir y recorrer. Me hace pensar y reflexionar como el instinto siendo fuerte en los animales, somos nosotros los seres humanos los que hacemos caso omiso a eso, y invadimos y destruimos sistemas ecológicos complejos.