Blanca de la Válgoma, conservadora del Museo Sorolla, comenta la serie de obras pintadas por Joaquín Sorolla en 1919 en la Cala de San Vicente (Mallorca), y que se incluyen en la sección "Mediterráneo, un estudio al aire libre" dentro de la exposición temporal "Sorolla, viajar para pintar. Otra visión de España".
A su regreso a España en 1889, Sorolla fijó su residencia en Madrid pero acudió con frecuencia a su Valencia natal para hacer lo que más le gustaba: pintar al aire libre ante la inmensa playa de la Malvarrosa. De este modo, Sorolla estableció su principal taller en el exterior ante el sempiterno protagonista de su obra: el mar Mediterráneo.
Fascinado por el espectáculo visual del movimiento incesante del mar, de las nubes, del continuo sucederse de luces reflejadas a distintas horas del día, Sorolla logró capturar la fugacidad misma de la naturaleza gracias a una pintura de factura rápida, con pinceladas cortas y vibrantes tonalidades de color. Este duro trabajo a pie de playa queda reflejado en la muestra a través de una selección de estudios de mar realizados in situ tanto en Valencia como entre los acantilados de Jávea, Lloret de Mar o Mallorca. Isla donde, a modo de testamento artístico, Sorolla pintó en 1919 por última vez el Mediterráneo con la serie de la Cala de San Vicente.
28 сен 2024