Habla bien de la Fiscal Luz Adriana Camargo que no haya convertido en munición mediática cada detalle sobre los escándalos que investiga su despacho. La diferencia frente a su antecesor es abismal en esa materia. Es bueno para la institucionalidad que las entidades hagan lo que les corresponde con seriedad. Ahora se requiere que la Fiscalía también actúe con eficiencia y con todo el rigor de procedimiento en investigaciones delicadas como la corrupción en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (UNGRD) y las denuncias de interceptaciones ilegales.
Se le mide en estos días el talante a la Fiscal Camargo quien, hasta el momento, al evitar pararse en el escenario de las peleas públicas, le da a su cargo el respeto y la estatura que merece. La prudencia es importante, pero no es suficiente. La entidad que ella dirige debe hacerse visible a través de un trabajo eficiente que permita al país confiar en los procesos de la justicia. Suena simple pedir que haya investigaciones claras y castigo para los culpables, pero en el camino hay todo tipo de obstáculos y muchos intereses cruzados que pueden enturbiar la labor de los fiscales. Un trabajo técnico y no político que permita recaudar las pruebas necesarias en cada caso debería darle tranquilidad al país. Ojalá así sea.
Columna escrita para El Espectador.
26 июн 2024