De estar 15 años alejado de Dios y sin pisar un confesionario a ser un gran devoto del Padre Pío y un gran evangelizador en la gran pantalla y en sus obras escritas. José María Zavala reconoce que lo tenía todo materialmente, un buen trabajo como periodista, de más de treinta años con un buen sueldo y una vida cómoda pero le faltaba lo más importante, que era Dios.
Tuvo la providencia de tener unos padres ejemplares que le dieron una buena formación cristiana pero poco a poco se fue apartando de Dios hasta sumirse en el abismo. "Pensaba que iba a ser feliz de esta manera, teniéndolo todo materialmente y el Señor en su infinita misericordia y gracias en buena parte a lo que mis padres rezaron por mi, me dio otra oportunidad", reconoce José María.
Tuvo otras oportunidades a las que le había cerrado la puerta de su alma pero esta vez le dio la gracia de poder decirle que sí de una vez por todas y sin condiciones el 5 de agosto del año 2009. Recuerda de ese momento que estaba escribiendo un libro y Paloma su mujer le avisó para ir a una misa en el Valle de los Caídos de un amigo que se estaba muriendo. Su primera respuesta fue negativa, pero más tarde reaccionó por un pensamiento que tuvo y era el de reprocharse a sí mismo de cómo iba a ser tan miserable y no ir a la misa por el padre de un amigo suyo que se estaba muriendo. Finalmente fue.
"Llegamos allí y sucedieron cosas que nunca imaginaría que sucederían. Me vi llorando repentinamente durante más de tres horas por haber ofendido a Dios durante tanto tiempo y con tanta indiferencia" recuerda.
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13 сен 2024
