Cuenta la leyenda que los alumnos derramaban entusiasmo y fidelidad hacia su alma máter, que aunque no eramos perfectos cada soplo o percusion se hacia con el corazon, que cada paso se hacía con gallardía, y que los mas pequeños emulaban el amor y el cariño plasmado en cada nota musical.
Hoy luego de 18 años miro al pasado con ternura y melancolía, esgrimo una sonrisa y doy gracias, por cada baqueta perdida, por cada nota falseada, por todos y cada uno de los días en los que formé parte de esta maravillosa familia.
VIVA EL COLEGIO SEMINARIO.
19 окт 2013