La Paz de Dios hermanos y hermanas. La Gloria sea para nuestro Dios. Les pedimos por favor que nos ayuden con suscribirse, dándole me gusta y compartiendo. Bendiciones.
Caminabas al lado mío sin poderte reconocer, Era ciego como Bartimeo, más incrédulo que Tomás Cuantas veces te habría negado como Pedro en el Sanedrín, Como Judas que al Maestro con un beso lo entregó. Cuando enfermo yo me encontraba, muy triste en mi condición, Sin amigos y sin dinero, mi Jesús me consoló. Coro I: Nunca me abandonó de su mano yo caminé, En sus hombros él me cargó, mis heridas siempre curó; Él es el Dios de amor, el Único Salvador, Él nunca me abandonó y a su lado caminaré. Recitado: Cuantas veces escuché al Anciano predicar: “Jesús te ama, Jesús en la Iglesia siempre te espera”. Y a mí, a mí sin importarme que pasara siempre te volvía la espalda. Pero tirado, allá quizás como un mendigo, las palabras del Anciano rondaban en mi mente; llegué a ti y aquí estabas con tus brazos abiertos, tu corona de espinas, tus manos ensangrentadas, me abrazaste fuerte diciéndome: Coro II: Nunca te abandoné, de tu mano Yo caminé, En mis hombros Yo te cargué, tus heridas siempre curé; Yo Soy el Dios de amor, el Único Salvador, Yo nunca te abandoné y a tu lado caminaré. II Qué alegría encontrarte de nuevo, Saber que nunca me has abandonado Que estuviste conmigo a mi lado ¿Cómo pude negarte mi Dios? Sé que estás en este momento, Yo no quiero dejarte pasar, Aquel día que tú me abrazaste Nunca más te vuelvo a dejar.