El fundador de nuestra tradición, Iizasa Chōisai Ienao, rezó a la deidad consagrada en Katori Jingū durante mil días, hasta que recibió un pergamino divino que revelaba la esencia de las artes de la guerra y de la paz. Los registros colocan la construcción de Katori Jingū en 642 A.C.,hace más de 2.600 años. Según la leyenda, Futsunushi-no-Kami y Takemikazuchi-no-Kami fueron enviados a Izumo bajo las órdenes de Amaterasu-Ōmikami para negociar con Ōkuninushi-no-Mikoto sobre la rendición de su reino. El éxito de esta misión resultó en la transferencia pacífica de la tierra al nieto de Amaterasu Ninigi-no-Mikoto. Futsunushi-no-Kami también viajó por el país subyugando deidades barbáricas y destructivas. Sentó las bases para la formación de lo que más tarde se convertiría en la nación de Japón, y logró grandes avances en la apertura de la salvajes “tierras orientales” para el desarrollo. Con estos esfuerzos, Futsunushi-no-Kami demostró su habilidad divina para construir una nación pacífica y asegurar el bienestar de la gente. Gracias a sus extraordinarios logros, se convirtió en una deidad venerada como la protectora espiritual de la nación, del desarrollo industrial y de la virtud marcial. La construcción de Katori Jingū fue en su honor. De acuerdo a las costumbres ancestrales, el santuario debía reconstruirse cada veinte años, y emisarios especiales del emperador eran enviados con ofrendas para Futsunushi-no-Kami. Ostentando el segundo lugar sólo con respecto a Ise Jingū (el santuario dedicado a Amaterasu-Ōmikami), Katori y su santuario hermano Kashima eran los únicos otros santuarios designados como “Jingū” desde tiempos ancestrales, un término que revela una conexión con la familia imperial.
El Santuario de Katori, uno de los más venerados santuarios Shinto de Japón, ubicado en la región de Katori de la Prefectura de Chiba. Jingū denota la más alta categoría de santuario. Taisha y jinja son las segundas y terceras categorías.
9 ноя 2023
