En Ámsterdam 

Jaime Bayly relata en su video "En Ámsterdam" su llegada a la ciudad y lo perfecto que ha sido su día. Comenta que han dormido muy bien y disfrutaron de un excelente desayuno en el hotel, atendido por jóvenes camareras de diversas nacionalidades: una peruana, una venezolana y una argentina, todas hablando perfectamente neerlandés. Luego salieron a caminar y explorar la ciudad, aprovechando el espléndido clima fresco, muy diferente al calor de Miami. Visitó la Plaza Marie Heineken y estuvo tentado de entrar al museo de la cervecería Heineken, a pesar de no tomar cerveza.
Caminó hasta la Plaza de los Museos, donde se encuentran el museo Van Gogh y otros, disfrutando del ambiente y admirando a la gente en bicicleta, destacando cómo en Ámsterdam los ciclistas tienen prioridad sobre peatones y automovilistas. Recordó a su hermana Doris, que falleció en un accidente de bicicleta, y comentó lo civilizada y respetuosa que es la ciudad con las mujeres, donde el machismo casi no existe.
En la Plaza Marie Heineken, tomaron unas bebidas y quedaron maravillados por la belleza artística de la ciudad y el aire risueño de sus habitantes. Posteriormente, tomaron un taxi que los llevó al Barrio Rojo, siguiendo la recomendación del hotel de visitarlo al final de la tarde. Allí, exploraron tiendas eróticas y de cannabis, y observaron a las trabajadoras sexuales detrás de vitrinas con las cortinas rojas abiertas y los farolitos encendidos. Bayly expresó su respeto hacia estas mujeres y comparó su trabajo con el funcionamiento de Tinder, destacando que es un mercado libre de oferta y demanda.
Durante el vuelo desde Madrid a Ámsterdam, Bayly vio la película "Poor Things" con Emma Stone, que le recomendó su esposa Silvia. Describió la película como una obra maestra, con escenas explícitas que podrían haber causado una impresión equivocada en un pasajero holandés que lo observaba. Reflexionó sobre la inteligencia y curiosidad del personaje de Emma Stone, y cómo la película le hizo mirar con más respeto a las trabajadoras sexuales del Barrio Rojo.
El vuelo, aunque incómodo, tuvo un servicio encantador, con comida servida en cajitas y cubiertos de madera. Al llegar a Ámsterdam, experimentaron un incidente en el aeropuerto donde una mujer gritaba en neerlandés, asustando a su hija Zoe, lo que resaltó cómo los aeropuertos y vuelos pueden ser lugares de encuentros desagradables con desconocidos.
Finalmente, Bayly expresa su felicidad por estar en Ámsterdam y sus planes de cenar cerca del hotel. Mencionó que han contratado un crucero por los canales de la ciudad para el día siguiente y que sienten curiosidad por regresar al Barrio Rojo de noche para conversar con una de las trabajadoras sexuales. Concluye destacando Ámsterdam como una ciudad de libertad individual, bicicletas y belleza artística, y promete seguir contando más de su experiencia.
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