Meynert.- Los neuróticos forman una hermandad. Aprenden a reconocerse uno al otro como usted y yo. Tienen sólo una norma: silencio en la presencia del enemigo. Nuestro enemigo común: la gente normal que se burla de las deformidades, nos atormenta y nos degrada. Usted, Freud, pertenece a la hermandad. Le temía porque parecía decidido a traicionarnos. Así que hice lo que pude para desacreditarlo. Mi vida ha sido una farsa. He usado mal mis talentos, ocultando la verdad aún a mí mismo. Suprimí mi auténtico yo. El resultado...me muero en un estado de orgullo e ignorancia. No sé quién soy. No he vivido mi vida, sino otra, la creación de mi vanidad. ¡Rompa el silencio! ¡Haga lo que se ha propuesto! ¡Traiciónenos! ¡Necesitamos un traidor! En el corazón de la oscuridad acabe con el dragón.
Freud.- Los ángeles y los santos matan dragones. Pero yo no.
Meynert.- Si le falta la fuerza haga un pacto con el diablo. Qué espléndido descender al infierno y encender su antorcha en sus llamas.
20 мар 2011