1968
Autor: Jean-Jacques Bernard
Director: Federico Ruiz
Intérpretes:
Susana Mara, Rafael Navarro, Charo Soriano y Modesto Blanch
Andrés regresa a casa tras pasar cinco años prisionero en un campo de concentración. Su esposa Blanca ha estado esperando ese momento con impaciencia, pero nada volverá a ser igual que antes.
Andrés atraviesa una crisis de celos retrospectivos al enterarse de la hospitalidad, sin duda inocente, brindada por su esposa a un joven oficial estadounidense.
Título original: "le feu qui reprend mal"
Representada en 1921 en el "Théâtre des Escholiers"
Repuesta en la "Comédie-Française" en 1929
También traducida al castellano con el título "Cuando el fuego se apaga"
Crónica de Luis Marsillach en la revista TEATRO, a la representación en el "Teatro Comedia" de Barcelona en el año 1951 bajo el título: “Cuando el fuego se apaga”
" Esta comedia de Bernard es una de las cosas más sencillas que se han escrito para el Teatro. De las más sencillas y de las más bellamente realizadas.
Con una gran simplicidad de elementos, y cuatro personajes, Bernard consiguió una comedia perfecta, llena de emoción e interés.
La trama tampoco puede ser más sencilla:
Al alcalde del pueblo se le ocurrió meter a un oficial norteamericano de huésped único en la casa de la mujer del maestro que vive sola y tiene al marido en un campo de concentración.
Los hechos suceden durante la primera guerra europea y el señor alcalde cree de buena fe, pero con grave desconocimiento de las cosas del mundo, que, a la hora de honrar a los soldados del país amigo, la mujer del maestro debe ser de los primeros en dar el ejemplo.
¡Torpe equivocación! Más hubiese valido darle tres huéspedes que uno sólo. No sé porqué me parece que el marido hubiese tenido menos celos de tres hombres que de uno sólo.
Que de eso se trata, señores, de los celos que siente el marido cuando regresa al hogar y se entera de que su mujer ha estado varios meses viviendo con un extranjero. Por lo menos, la cosa habría de causarle mal efecto.
Incluso sin la sombra de una sospecha, siempre quedaría en el aire lo que el pueblo pudiera haber pensado.
Y los celos del marido no están totalmente desprovistos de fundamento.
El americano le ha hecho la corte a la hospedera y si ésta resistió no fue sin esfuerzo, porque, ¡hay que oír con qué entusiasmo habla del huésped a su amiga de confianza!
De tal modo no le es indiferente el americanito, que, cuando los celos del marido hacen penosa la vida del hogar. piensa en escapar a América con su no olvidado galán. Pero al final no pasa nada.
La buena mujer comprende que no tiene corazón para dejar solo al pobre marido. Y se desvanece el drama que pudo ocasionar la tontería de un alcalde que confunde los buenos ejemplos con los malos.
Pero el autor, con una acción leve, ha hecho un análisis maravilloso de los celos. "
22 окт 2024