En memoria de mi querido padre Francisco Herberto Gómez, que Dios perdone sus faltas y engrandezca sus virtudes, que recitaba esta poesía del uruguayo Juan Pedro Lopez en muchas reuniones familiares, emocionando siempre a sus oyentes. Se me ocurrió ilustrarla con pinturas de Florencio Molina Campos (Argentina) y agregarle la voz del poeta y locutor Omar Cerasuolo.
30 апр 2010