Unas pinceladas sobre un destino imprescindible para conocer nuestra historia.
En Puebla de Guadalupe existen dos obras brillantes. Una, el propio monasterio de Guadalupe, la otra es el Arca del Agua.
Del monasterio podemos resaltar su propia arquitectura, su inmensa obra pictórica, donde Zurbarán acapara la atención en la sacristía.
Y el Greco, y Goya, y Tiziano y hasta una escultura de Miguel Ángel son artistas que tienen su hueco en este edificio majestuoso.
Y su maravillosa colección de Cantorales, seguramente los mismos que guiaban los cantos de los monjes agustinos, esos cantos que escucharía Cervantes en sus visitas, o Unamuno.
Cantos gregorianos que escucharían médicos y estudiantes de la escuela de Medicina, que estuvo situada donde hoy se encuentra el Parador Nacional.
Fue allí, en esa escuela donde se acometieron las primeras autopsias de nuestro país con permiso de la Santa Sede.
Guadalupe, tiene más de 15 fuentes repartidas por el casco urbano y de ellas es necesario destacar dos.
Una, situada en la segunda plaza más importante del municipio, la Fuente de los tres Caños, símbolo del Arca del Agua, situada en plana Judería.
La otra, embellece la plaza del Monasterio. Está coronada por una pila bautismal. Fue en esta pila bautismal donde fueron bautizados los primeros indígenas que trajo Cristóbal Colón de su viaje al nuevo mundo.
Al ser, por aquellos siglos, las Cortes españolas itinerantes, los Reyes Católicos se encontraban en sus alojamientos de Guadalupe, lo que ahora es la Hospedería del propio monasterio, cuando Cristóbal Colón presentó a Isabel I el proyecto de viajar a las Indias por una ruta distinta.
Y fue a esta localidad a la que viajó al regreso de su travesía. Quería, además de contar sus hazañas por el Nuevo Mundo, presentarse ante, la que ellos creían que les guío en su navegación, la virgen de Guadalupe.
Del propio monasterio ya sabréis de su importancia pero yo quisiera resaltar la obra de ingeniería escondida en el subsuelo.
Una obra hidráulica con siete siglos de historia. Se encuentra el Arca de Agua a 6 kilómetros de Guadalupe, para acceder a ella hay que llegar primero a la Ermita del Humilladero.
Los primeros habitantes del monasterio, los monjes Jerónimos, que lo mismo pintaban, así lo hicieron con los cuadros que rodean el claustro del monasterio; que bordaban tanto ropa y mitras de oficiar misa, como mantos para la virgen; ellos también construyeron una red de canalizaciones que acercaba el agua captada en las faldas del pico Villuercas a la pequeña población donde se encuentra el monasterio.
Aquella obra del año 1350 sigue cumpliendo su función, llevar agua potable a las fuentes repartidas por las calles, del que hoy se considera uno de los pueblos más bonitos de España, Guadalupe.
Hubo que hacer lo que se llamó, "minas de agua", excavando la roca para captar el agua.
Una vez se localizaban lo que se llamaba "manaeros" el agua se depositaba en un depósito abovedado, realizado con ladrillos, era el llamado Arca del Agua.
El agua era tratada por el sistema de decantación y conducida hasta Guadalupe por tubos de cerámica, una vez en la población, se canalizaba hasta huertos, edificios y fuentes.
Y hoy esas fuentes nos ofrecen agua fresca para saciar la sed, y ponen la banda sonora en las plazas. Ana Pose @subetealpaisaje
1 ноя 2023
