Tengo 16 y hoy perdí las esperanzas de mi vida en el Baloncesto de mi país por las constantes lesiones que he tenido desde hace varios meses que me han impedido a todo rango jugar como me gustaría. Difícilmente un equipo me querrá si por los dolores no puedo hacer flexiones, planchas, o ejercicios simples. Sin embargo tras buscar un mensaje que me inspirará, volví a encontrar en mi ídolo un apoyo, una mano que es tendida cuando estás en la oscuridad para seguir saliendo adelante a pesar de los malestares. Te amo Kobe, no sabes cuánto te agradezco y seguiré esforzándome para algún día mirarte a la cara y decir que lo logré, descansa en paz