El «cacho» es un cuento que se inventaban los viejos llaneros para competir entre ellos, donde el principal requisito es decir la mentira más grande, la más exagerada de todas, que sorprenda a través de lo improbable que pueda ser la historia que se cuenta o, de la exageración de las situaciones, los personajes, o cualquier característica del relato que pueda ser llevada hasta lo inverosímil.
El «cacho» nace como una práctica espontánea en los caneyes silleros o caballerizas, en las horas de la tarde; cuando ya el trabajo de llano y la faena diaria han llegado a su fin, allí se reúnen los vaqueros para compartir experiencias hablando de la jornada y, como fruto de esa picardía que caracteriza su idiosincrasia, empiezan a tejer historias para tratar de convencer a los demás compañeros de su capacidad de trabajo, de sus dotes de enlazador, coleador, o lo que sea que quiera contar, los temas de los «cachos» son libres. Después de que un vaquero cuenta un «cacho», debe llegar otro vaquero que cuenta una historia más exagerada aún, y así lograr el objetivo del juego, que es «quebrarle el cacho» al compañero.
Hoy día, por diversas razones, es una tradición que cae en el olvido y los portadores y contadores de cachos cada vez son menos.
Fragmento musical: registro de pajarillo - Héctor Hernández
25 окт 2024
