Los cambios modernos no tienen por que modificar la Palabra de poder.
Si la Sana Doctrina es la que salva, no la podemos empeñar por una mejora económica, no es posible bajo ningún concepto hacer alianzas con la fama, la fortuna o cualquier aparente crecimiento material pero no espiritual, ha llegado el tiempo que los predicadores discipulen con verdadero ahínco, entrega y sinceridad. Seamos pobres pero seamos ricos de Espíritu. Pidamos a Dios que nos aparte de los lobos rapaces y si alguno se aparece tengamos la capacidad de distinguirlo.
19 сен 2024