La Historia del Tirador Fantasma
En un mundo donde la salud mental a menudo queda relegada a un segundo plano, es crucial reconocer su importancia. No se trata solo de la ausencia de enfermedades, sino del bienestar integral: físico, mental y social. En Quintana Roo, esta cuestión adquiere una dimensión aún más crítica.
Hemos visto, a través de nuestras cámaras, la realidad de personas en situación de calle en Quintana Roo, lidiando con trastornos mentales. Ciudadanos de gran corazón han ofrecido ayuda, pero la falta de una institución especializada para atender estas necesidades es evidente. Todos, sin excepción, merecen acceso a servicios de salud mental.
El caso del “tirador fantasma” en Felipe Carrillo Puerto ilustra profundamente esta problemática. Este individuo, aparentemente afectado por problemas mentales, ha creado un ambiente de miedo e inseguridad, disparando a personas en áreas boscosas. A pesar de ser arrestado, su liberación subraya la insuficiente atención y comprensión hacia los problemas de salud mental.
México, lamentablemente, se posiciona en el segundo lugar a nivel mundial en discriminación hacia personas con trastornos mentales. La Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica revela que casi un tercio de los adultos mexicanos sufrirá algún trastorno mental en su vida, siendo los trastornos de ansiedad, por consumo de sustancias y afectivos los más comunes.
Recientemente, las reformas a la Ley General de Salud en México buscan eliminar el modelo asilar, integrando la atención psiquiátrica en los hospitales generales. Esta medida, aunque bien intencionada, ha generado controversia. Algunos especialistas en psiquiatría expresan su preocupación, argumentando que los hospitales psiquiátricos ofrecen cuidados necesarios y especializados que podrían no ser replicados adecuadamente en hospitales generales.
En Quintana Roo, donde nunca existió una institución especializada en salud mental y donde la atención en el sistema de salud pública ya es deficiente, esta reforma plantea un escenario preocupante. La transición a una atención integral y de calidad en los hospitales generales parece un desafío lejano.
La realidad es que, mientras en algunos países esta tendencia podría funcionar debido a un sistema de salud robusto y sin discriminación hacia los enfermos mentales, en México la situación es diferente. Las políticas de salud mental parecen estar más influenciadas por intereses políticos y económicos que por el bienestar de los pacientes.
Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la urgente necesidad de abordar la salud mental con la seriedad y el compromiso que merece. No es solo un tema de infraestructura hospitalaria, sino de un cambio de paradigma en cómo concebimos y tratamos los trastornos mentales. Es hora de que Quintana Roo, y México en general, tomen pasos concretos hacia un sistema de salud mental más humano, accesible y eficiente.
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16 окт 2024
