Al morir uno nunca se va del todo. Nos transformamos en colibrí, en árbol florido, en nube de agua o maíz que vuelve a andar sobre la tierra… y una parte de nosotros se queda aquí, con los nuestros, en forma de amor infinito.
La Llorona es nuestro apapacho a todas las personas del mundo que han perdido sus seres queridos en este año tan terrible; una ofrenda a don Élfego Villegas Ibarra -parte fundamental de Tlacuatzin-, a don Marcos Salazar Espinoza, el profe Santos Salvador Cruz, y a todos los maestros, amigos y familiares que adelantaron el camino.
Canto y memoria con el corazón y la voz en alto para despedir nuestro inmenso Xantolo.
Gratitud infinita a los ancestros por guiarnos los pasos.
La Llorona - son huasteco tradicional.
Letra: Ceci Guinea, Manolo Zavala y Eloy “el zurdo” Zúñiga.
Llorar no me da consuelo
es mi llanto agua de mar.
en el alma llevo duelo,
nunca te podré olvidar
pues en tus ojos de cielo
no me volveré a mirar.
El tiempo es murmullo fino
que se escucha en soledad.
La vida sólo es camino
y la muerte vanidad
del caprichoso destino.
A la flor de los desierto
el rocío le da la vida.
Estoy dormido, despierto,
te sueño prenda querida,
los muertos sólo están muertos
cuando el vivo los olvida.
Cuando te me quedes viendo
los labios después de muerto,
mi alma te irá diciendo:
“no llores, mi amor, no es cierto...
para ti sigo viviendo”.
5 сен 2024