Del altiplano Cundiboyacense surge un fenómeno cultural cuya herramienta principal son los sonidos del tiple, la guitarra, el requinto y la guacharaca que se entonan para contar historias y leyendas de los campesinos de la región. Describe a la perfección los imaginarios que se crean a partir del campo, de las relaciones entre hombres y mujeres con el mundo que los rodea, donde se asientan profundos sentimientos de respeto por la naturaleza y la humanidad; donde la vida gira alrededor del trabajo y de la tierra. Así mismo se encarga de contar las tragedias e injusticias a la que los ha llevado el amor por el campo y el trabajo fuerte.
Un grupo social como el campesinado colombiano, que en el siglo XX fue relegado y desplazado por el mismo Estado, ha sufrido los efectos de la guerra como ninguna comunidad en el país. No sólo han tenido que abandonar las tierras, sino que muchos han tomado la opción de las armas; también han dejado atrás una serie de valores y tradiciones característicos al campo y al trabajo de la tierra; han llegado a las ciudades capitales en búsqueda de supuestas nuevas oportunidades, pero han sido recibidos por la frialdad e indiferencia de grandes edificios, personas ocupadas y agobiadas por la contaminación y el acelerado ritmo de vida.
23 июл 2013
