La práctica de tomarse de las manos, o de levantarlas, a la hora de rezar el Padrenuestro, viene del mundo protestante.
La razón es que ellos, al no tener la Presencia Real de Cristo, al no tener una comunión real y válida que los una entre sí y Dios, apelan a estos gestos como momento de comunión en la oración comunitaria.
Al respecto falta mucha catequesis ya que se ven mucho estos gestos cuando se reza el Padrenuestro, lo cual no está bien, porque no corresponde a los laicos durante la Misa, hacer los gestos reservados exclusivamente para el sacerdote, confundiendo el sacerdocio común con el sacerdocio ministerial.
En la Iglesia católica se llaman rúbricas a las reglas según las cuales se debe celebrar la liturgia y el oficio divino. Estas rúbricas se unieron al Ordinario de la Misa (Latín: Ordo Missae), y son el conjunto de oraciones y otras partes invariables de la Santa Misa del Rito Romano. Las rúbricas significan una observación y una regla y están escritas en caracteres encarnados (de color rojo).
La rúbrica que se lee antes de la plegaria del Padre Nuestro es la siguiente: «Extiende las manos [refiriéndose al sacerdote], y junto con el pueblo, dice:» Se entiende en la oración que el sujeto del verbo extender es únicamente el presidente de la celebración y el sujeto del verbo decir es el mismo sacerdote y el pueblo. Aquí queda claro que ni el sacerdote, ni la liturgia misma, invita al pueblo a orar con las manos extendidas. En la redacción de esta norma podemos también observar que, «y junto con el pueblo», está entre dos comas. Estas sirven para distinguir la acción de extender las manos, de la acción de decir. El sujeto de la primera acción (extender las manos) es el celebrante; mientras que los sujetos de la segunda acción (decir) son tanto el celebrante como el pueblo.
Tampoco deben extender las manos los diáconos, ni los monaguillos, ni los que ayudan en el presbiterio.
En la liturgia se prevé la participación corporal con gestos y posturas: en pie, de rodillas, sentados e incluso postrados al suelo, como cuando son las ordenaciones sacerdotales. Algunas posturas y gestos corresponden al Sacerdote quien preside la asamblea en nombre y persona de Jesucristo, a quien representa, y otras posturas corresponden propiamente al pueblo de Dios, que participa de la celebración. Lo correcto es que cada uno haga lo que le corresponde y sólo lo que le corresponde y que nadie escoja lo que quiera hacer como por mero gusto personal.
Algunos han señalado que se puede juntar las manos o llevarlas al pecho al momento de rezar el Padre Nuestro, pero eso no se refleja en la Instrucción General del Misal Romano. Ante la cuestión de como rezarlo, simplemente reza sin ningún gesto corporal, pero si prefieres poner las manos juntas, sería la mejor manera, pues esta se supone, es la posición de las manos ideal para los fieles, según la tradición.
La Santa Iglesia Católica es Universal y parte de su belleza es que nos congrega como hijos y nos permite celebrar, en cualquier parte del mundo, la Santa Misa de igual manera.
El Catecismo de la Santa Iglesia Católica enseña que en la Santa Misa se hace presente el mismo sacrificio del calvario, al celebrar el Sacramento de la Eucaristía. En ella el Sacerdote celebrante, que representa a Cristo (alter Christus) consagra el pan y el vino pronunciando una fórmula sacramental que causa la transubstanciación, transformándolos en el cuerpo y la sangre de Cristo. Y las rúbricas vigilan que toda la asamblea, el cuerpo y la cabeza de Cristo, esté dispuesta para tan maravilloso acontecimiento. Nos enseñan la manera como debemos actuar, en cada parte de la misa.
Tanto coger de la mano a alguien como alzar las manos al rezar el Padrenuestro son, en los fieles, prácticas no litúrgicas que si bien no están explícitamente prohibidas en el misal, tampoco corresponden a una sana Liturgia.
Los fieles no deben repetir ni con palabras ni con acciones, lo que las rúbricas disponen para el Sacerdote, que In Persona Christi, preside la asamblea litúrgica.
6 мар 2023
