En dermatología, las lesiones primarias son aquellas que se desarrollan a partir de una piel sana, sin alteraciones previas. Algunos ejemplos de lesiones primarias son:
Máculas: cambios de coloración en la piel sin relieve palpable.
Pápulas: elevaciones circunscritas de la piel de menos de 1 cm de diámetro.
Nódulos: elevaciones circunscritas de la piel mayores de 1 cm de diámetro.
Vesículas: lesiones que contienen líquido claro en su interior, de menos de 1 cm de diámetro.
Ampollas: lesiones que contienen líquido claro en su interior, mayores de 1 cm de diámetro.
Por otro lado, las lesiones secundarias son aquellas que se desarrollan a partir de una lesión primaria o como resultado de la evolución natural de una enfermedad de la piel. Algunos ejemplos de lesiones secundarias son:
Costras: formaciones secas y endurecidas que se desarrollan después de una lesión primaria.
Escamas: láminas secas y descamativas que se desprenden de la piel.
Liquenificación: engrosamiento y endurecimiento de la piel, a menudo acompañado de una textura rugosa.
Cicatrices: tejido fibroso que se forma después de una lesión cutánea.
Úlceras: pérdida de tejido cutáneo que puede llegar a afectar a varias capas de la piel.
Es importante destacar que el diagnóstico de una enfermedad de la piel no se basa solamente en la identificación de las lesiones primarias y secundarias, sino que también se deben tener en cuenta otros aspectos como la localización de las lesiones, los síntomas y el historial clínico del paciente.
19 апр 2023