La dinastía francesa de los Capeto es la más originaria de la Europa medieval. Todos los reyes de Francia desde el siglo X descienden de esta familia. El propio Luis XVI, cuando fue guillotinado durante la Revolución Francesa, firmó en su testamento como Luis Capeto. Los Borbones españoles, que actualmente reinan en España bajo la corona testimonial de Felipe VI, también descienden de los propios Capetos por sus antepasados franceses.
A pesar de gran la herencia indirecta, si seguimos la sucesión patrilineal, los Capetos directos se extinguieron hace mucho tiempo. Nacieron en el año 987 de la mano del primer rey llamado Hugo Capeto, y desaparecieron en el año 1328, cuando los últimos hijos de Felipe IV el Hermoso no consiguieron tener descendencia masculina. Esa mala fortuna derivó en la creencia popular de que a los Capeto les había caído un castigo divino por la pelea sin retorno que habían desencadenado unos años antes con la sede papal de San Pedro en Roma.
La era de los primeros Capeto es una época de feudalismo pleno, donde la descentralización política era de tal magnitud que permitía a la Iglesia Católica ser la única autoridad para contrarrestar los abusos de poder. Abusos que iban desde cobrar impuestos desmedidos hasta la creación de leyes sin consentimiento.
Sus 350 años de existencia en plena Edad Media explican de la mejor manera el orígen de la misma Francia. Nacieron en las pequeñas ciudades de París y Orleans, llegaron al máximo apogeo dominando casi toda la Francia actual y cayeron en desgracia por una presunta maldición que les impidió tener hijos varones.
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26 июл 2022
