Mis felicidades al interiorista por su absoluto respeto a la arquitectura modernista de origen. Delicadeza, buen gusto y una tremenda cultura para actualizar una joya. Espero que el nuevo propietario sepa valorar lo que adquiere.
Madre mía, ese mismo piso en forma de casa en la montaña apenas llega al millón, por vivir en una zona con 0 privacidad, llena de ruido y contaminación. Nunca entenderé a la gente de ciudad.