Dos adolescentes desencantadas, aburridas pero muy curiosas y rebeldes, El contexto social: hiperinflación, desempleo, cortes de luz. Sumado a esa atmósfera implacable, el calor como símbolo de un peso que sofoca y asfixia. Aún resuenan ecos de la dictadura, vecinos prejuiciosos, pánico al SIDA , ignorancia y crueldad escudadas en una enfermedad nueva y desconocida
«No había futuro», repetían las chicas devenidas en dark para estar a juego con esa realidad aplastante. ¿Qué las seduce?: la fascinación por los asesinos en serie.
En este clima de 1989, en el edificio de La Plata donde las protagonistas viven ocurre un crimen atroz.
Esta novela corta me atrapó, me hizo reflexionar, me obligó a recordar un pasado no tan lejano y a hacer las inevitables comparaciones con el nuevo contrato social que se establece en pandemia.
Comienzo: "La ciudad era pequeña pero nos parecía enorme sobre todo por la Catedral, monumental y oscura, que gobernaba la plaza como un cuervo gigante".
"No aceptaron su cuerpo en ninguna casa de servicios fúnebres e iban a velarlo en departamento, a la luz de las velas, para colmo."
"No hay asesinos seriales en la Argentina, dijo mi padre y se sirvió vino. Salvo que cuentes a los generales, agregó mi madre; parecían querer pelear otra vez."
Algo curioso y cuestionable que leí en otras reseñas es lo siguiente: atribuyen a la genial autora la capacidad de distorsionar la realidad para dejarnos sin aliento. ¡Su genialidad es cierta, pero la distorsión -en este caso - no hace más aterradora la historia! Mariana Enríquez ficcionó un hecho que fue más atroz que la novela. En esa época no se hablaba de femicidios, pero el caso que los medios de comunicación trataron como "El crimen de la bailarina Liliana Tallarico", fue eso, un femicidio que quedó impune. Y la hija de la víctima, fue una sobreviviente que tuvo que padecer la inoperancia de la policía que pisoteó y arruinó la escena y luego la ineficacia de la justicia que no fue capaz de retener al asesino real con el testimonio de la única testigo. Quién mató a Liliana pudo haber sido su ex pareja y padre de la entonces niña de 11 años. Él está libre. Ese monstruo impune violó a ambas y continuó haciéndolo con su hija durante años, hasta que se animó a denunciarlo, para empezar a salir del infierno. Ojalá logre encontrar paz a pesar de todo.
Conociendo el caso, la metáfora final cobra sentido. No voy a spoilear. Enríquez impecable, como siempre.
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Edición y musicalización: Germán Punaro
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17 фев 2021
