Y ahí, capitaneando el paisaje, altiva y orgullosa, se encuentra “La Peña”, “La Roca”, “La Torre de la Higuera” o el “Tapón de Matalascañas”, bailando un eterno vals al vaivén de las olas, sintiendo las caricias y los susurros salados de las esmeraldas aguas atlánticas de Matalascañas.
Cuenta la leyenda que el tapón que emerge en la playa Torre de la Higuera de Matalascañas se encarga de que no se escape el agua del Atlántico y que si se quitara, se vaciaría. Nadie, ni nunca, se atreverá a quitar ese tapón, ya que es símbolo de Matalascañas y de toda la Costa de la Luz onubense, aportando singular belleza a esta estampa paradisíaca donde destaca el infinito mar y el inmenso pinar de pino piñonero. Y entre ellos, la interminable playa de Castilla (que va desde Mazagón hasta Doñana), culminada en el tramo llamado playa de la Higuera, ya en Matalascañas, que es donde se encuentra la Torre de la Higuera, en el término municipal de Almonte, acariciando el Parque Nacional de Doñana.
Y esta peña, roca o tapón no es otra cosa que la torre almenara llamada de la Higuera, que fue diseñada por Felipe II pero culminada por Felipe III, con objeto de vigilar las costas de la Península Ibérica de las incursiones berberiscas, turcas y de piratas norteafricanos, principalmente (de ahí vino la expresión: “no hay moros en la costa”). Su construcción había sido prevista en 1577, pero no fue hasta 1598 ó 1599 cuando se iniciaron sus obras. No parece que terminara al menos hasta el final de la primera década del siglo XVII.
La Torre de la Higuera, financiada principalmente por los vecinos y pescadores del lugar, fue concebida como simple atalaya de vigilancia, sin dotación artillera de peso, con tres soldados para la guardia, con sus armas.
Muchos nos preguntamos cómo acabó de esa manera. El sector litoral en el que se encuadra la atalaya sufre desde tiempos antiguos una fuerte erosión marina, causada fundamentalmente por los temporales de invierno, motivo por el que la línea de costa experimenta una constante regresión.
Ya en la primera mitad del siglo XVIII la Torre de la Higuera tenía problemas de estabilidad como consecuencia de dicha erosión. En 1755, la torre se encontraba al borde del acantilado y fue el terremoto de Lisboa el que provocó un deslizamiento del acantilado y la torre se volcó, cayendo a la playa cabeza abajo. Hay otras teorías que apuntan que la torre cayó por la erosión antes del terremoto.
En las imágenes podemos apreciar el precioso paisaje descrito, con el núcleo de población costero de Matalascañas y la inmensa e interminable playa, en su mayoría desértica, de aguas tranquilas y atemperadas, de arenas finas y doradas, y lo que queda de la torre, una silueta circular y la zapata de cimentación, construida con una fuerte argamasa. La fuerza erosiva de las olas ha moldeado la base hasta que ha quedado tal como hoy puede apreciarse.
Todo este descomunal paisaje se siente acompañado de un halo ambiental donde la luz lo hace todo mucho más bello.
Last Kiss Goodnight de Kevin MacLeod está sujeta a una licencia de Creative Commons Attribution (creativecommon...)
Fuente: incompetech.com...
Artista: incompetech.com/
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2 авг 2018
