Letra:
Al fin de la faena, busco a mi mozas, busco a mi mozo,
que quiero la alegría más que el reposo, más que el reposo
porque en amores, madre, piensan las mozas,
que en horas de descanso, no se reposa, no se reposa.
¿Dónde estarán nuestros mozos,
que a la cita no quieren venir,
cuando nunca a este sitio faltaron
y se desvelaron por estar aquí?
Si es que me engaña el ingrato
y celosa me quiere poner,
no me llevo por él un mal rato,
ni le lloro, ni le imploro,
ni me importa perder su querer.
Ya estoy aquí no te amohínes, mujer.
Has de tener fe ciega en mí.
Te quiero, mi moza garrida,
segoviana de mi vida,
sin ti no sé vivir.
No he de dudar cuando te cases, mi amor
me ha de curar la bendición.
¡Ay, mozo!, soltera no hay reposo;
el día que nos casemos, se acaba mi desazón.
Tiempo nos queda, zagala,
de poder en la boda pensar
disfrutemos la vida de mozo,
que para amarrarnos, siempre habrá lugar.
Siempre me dices lo mismo,
tu consejo no quiero escuchar,
porque sabes decir muchas cosas
cariñosas y engañosas, pero nunca te quieres casar.
Dudas de mí, y no debieras dudar,
que yo por tí, sabré luchar. No miento.
Mi gozo garrido, segoviano presumido,
que no me has de engañar.
Me casaré cuando tú quieras, mujer,
tuyo será todo mi amor.
Bien mío en tu querer confío
muy pronto será mi casa un nido para los dos.
No me engañes, embustero,
porque es desamor engañar.
No te engaño, recelosa,
que te sé querer de verdad.
23 окт 2024