Nunca había estado en Güigüí. Había oído historias terribles de rescates e incluso muertes debidos al desnivel acumulado, el calor y la falta de agua. Con el paso de los años se convirtió en un lugar mítico para mí, por tierra accesible sólo a experimentados senderistas y "locos" bohemios. Hoy me toca visitarlo...
Antes de seguir quiero aclarar que es toda una garantía el contar con la experiencia de un veterano senderista como Baler que diseñó y programó la ruta minimizando al máximo los riesgos (realizada en invierno con temperaturas máximas de 20-21 grados, saliendo temprano, llevando agua suficiente para todo el trayecto y contando con la forma física adecuada para afrontar tan largo y duro trayecto). El llegar a la playa es sólo una pequeña parte de lo que supone el total de la ruta. Sigan al pie de la letra todos los consejos de Baler y eviten ponerse en riesgo. Todos los detalles de la ruta, incluyendo el track, los tienen en su página de Wikiloc "MEDIALUNA y Playa de Güigüí. GRAN CANARIA" (es.wikiloc.com...)
Con todos esos antecedentes, no voy a negar que tenía mariposas en el estómago al "aterrizar" en Tasartico y mirar hacia las imponentes paredes de la Cañada de Aguasabina. No por su altura, ya que me había enfrentado a paredes así en rutas anteriores, sino por todo lo que quedaba después. La subida "al golpito" se hace un sendero claro cuya dificultad obvia es el importante desnivel en tan sólo 2 kilómetros, especialmente hacia el final. Tabaibas y cardones nos acompañan en un ascenso con vistas que se hace en buena parte a la sombra si salimos temprano.
Llegamos a la Degollada de Aguasabina y guauuuuu. Allá arriba tomamos un primer contacto con Güigüí. No se ve la playa. No importa. La belleza, la magia, el verdadero valor de Güigüí está en su entorno. Un tramo descendente hasta la playa, relativamente cómodo a juzgar por el desnivel, en el que nos deleitamos con cada centímetro de camino, de ladera, de risco. Llegamos al Güigüí atípico, el Güigüí de las laderas verdes y floridas, incluso exuberantes en las zonas más umbrías. Si no fuera porque mirando atrás ves tus huellas en el camino dirías que bajas flotando...
La playa ... bien. Dirán que fue porque llegamos casi en marea alta, que llegamos a la playa pequeña (a pesar de llamarse Playa de Güigüí Grande por ser ese el nombre del barranco donde ésta situada), que no pudimos acceder a las otras dos playas, incluyendo la playa más grande paradójicamente, y por motivos similares, llamada Playa de Güigüí Chico,... No me malinterpreten, la playa es muy bonita pero palidece en belleza comparándola con los paisajes que acabábamos de ver y los que veríamos a continuación.
Retornamos de la playa y enfilamos barranco arriba deleitándonos con las impresionantes paredes del Macizo de Güigüí. Verdor por doquier. Las siluetas de las poderosas montañas sólo interrumpidas por las de las altivas palmeras. El cielo azul salpicado de blancas nubes. De nuevo, lejos de todo...
A medida que ascendemos por el barranco comenzamos a ganar altura con mayor rapidez y ya no nos es tan fácil avanzar. No obstante, el buen estado del camino y el entretenimiento con las caprichosas formas rocosas (disyunciones columnares), los palmerales y las paredes del barranco nos mantienen "entretenidos" hasta alcanzar otro de los puntos de interés de la ruta: La Medialuna, un magnífico solapón de color rojizo con forma de ... adivinaron ... medialuna, que es todo un espectáculo contemplar.
Seguimos avanzando hacia nuestro próximo destino, la Degollada del Espigón. Me quedo sin palabras para describir la belleza de las escarpadísimas montañas teñidas de verde intenso. Va cayendo la tarde, la luz amarillea y, para completar el idílico panorama, se refleja maravillosamente en el mar.
Después de tanto esfuerzo de subida nos tomamos un respiro en el "Güigüí Express", un andén casi plano o en ligerísima pendiente que nos lleva rápida y cómodamente (si no tienes mucho vértigo) por toda la parte alta del Barranco de Güigüí Chico. A riesgo de ser pesado, reiterar las increíbles vistas de las laderas del barranco cuya silueta escarpada destaca magníficamente sobre mar.
Así alcanzamos la Degollada de Peñón Bermejo. Nos despedimos de Güigüí y damos al bienvenida a La Aldea hacia donde nos dirigimos descendiendo primero casi en picado y luego más suavemente por un sendero claro y en buenas condiciones a través de la Cañada de las Vacas. Vegetación exuberante, preciosas vistas de la Montaña de los Cedros y fresquito nos acompañaron en el tramo inicial. En el tramo final hasta Cuermeja nos mantuvieron entretenidos los últimos rayos de sol tiñendo de color rojizo las montañas de Andén Verde...
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Music: "Wandering" by AERØHEAD (CC BY-NC-SA 3.0)
/ aerohead
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17 сен 2024