Desde que los Benítez decidieron dedicar su vida a la “felicidad” de hacer dulces, este local de Teror no ha cesado nunca en su compromiso con un pueblo que ha visto crecer a tres generaciones de esta familia tras el mostrador. El secreto del éxito, harina, huevo, mantequilla, azúcar y las recetas de la abuela Benítez, que han permanecido tal y como las escribió haciendo las delicias de media isla.
Un olor inconfundible se escapa de la trastienda del número 21 de esta céntrica calle, la mejor publicidad que tiene esta dulcería, casi tan de Teror como la Virgen del Pino.
22 окт 2024