No se puede plasmar mejor...definitivamente transmite la intriseca mirada de Juana , casi se puede pisar encima de esas losas, puedes oir el chisporreteo del fuego e incluso oler el aroma de esa estancia. Sencillamente un cuadro perfecto. Gracias Pradilla Ortiz.
Me parece increíble el simbolismo que utiliza con los objetos al lado de juana. Veo que a la derecha de Juana, están las llaves, relicarios y estos forman un camino hacia una jaula con una ave encerrada. ¿Será que Francisco Pradilla quiso decirnos que Juana sólo podría liberarse a través de la penitencia? Sin embargo el ave es símbolo de libertad, pero subyace en el encierro. Gracias por compartir esta obra. Saludos desde Colombia.
Gracias. Datos muy interesantes y poco conocidos. Me gustaría destacar, entre los juguetes, el caballero con la lanza (la fuerza) y la muñeca tumbada, una reina caída. Creo que dan una imagen acertada de la situación.
No lo conocía y es impresionante la composición del cuadro. Todo expresividad de una mujer muy cabal que fue traicionada por su padre, su marido y su hijo mayor. Juana que no dejaron vivir tu vida
Desde mi ignorancia Pero... Por qué no fue Francisco Pradilla directamente al castillo de Tordesillas (monasterio de Santa Clara) para hacer una ambientación más realista de la escena? Reitero Desde mi ignorancia
El monasterio de Santa Clara no es el castillo de Tordesillas. El Castillo de Tordesillas, más conocido como Palacio Real de Tordesillas, fue el lugar donde vivió recluida la reina Juana los últimos 46 años de su larga vida. Tras su muerte, el palacio fue abandonado, y a pesar de varias reparaciones, quedó en estado de ruina, hasta que fue demolido en 1773. Por eso Pradilla no pudo ir, porque cuando pintó el cuadro, hacía 133 años que el Palacio no existía y no le quedó otra que imaginarse cómo sería la estancia. Pradilla "traslada" el ataúd hasta la habitación, pero en esos años estaba depositado (que no enterrado) en la cripta de la iglesia del monasterio de Santa Clara (edificio que se conserva a día de hoy) donde estuvo 15 años, recibiendo la visita casi diaria de la reina Juana, hasta que en 1521, Carlos I, ya harto de la situación que arrastraba su madre y la situación del cadáver de su padre, lo envió, cumpliendo con el deseo de aquel, a enterrar a Granada, donde yace junto a Juana y los Reyes Católicos.