Tuve la oportunidad de visitar este jardín botánico junto a mi madre recientemente y sinceramente he de reconocer que no nos esperábamos encontrar un lugar tan bonito y exótico en pleno centro de la ciudad. Es cierto que aún falta alcanzar en algunos puntos del parque esa frondosidad y majestuosidad que ofrecen los jardines bien desarrollados pero en algunos otros muchos puntos ése nivel se ha conseguido. El parque es cómodo de visitar con muchos bancos donde sentarse a observar la naturaleza. Tiene unos siete miradores los más bellos los que dan una vista al mar situados en su cara sur. También ofrecen vistas hacia la ciudad muy interesantes. Me sorprendió la cantidad de aves que sin ser introducidas artificialmente por el hombre han decidido habitar el lugar cómo, las gallinetas de agua, que ya tienen una amplia colonia establecida. Aunque también vimos cernícalos, abubillas y otros pájaros. Hay aún espacios cerrados al público y se echa en falta un museo o algo que visualmente muestre sus orígenes, la construcción y progresos. También se observan muchas zonas áridas y sin vegetación después de 3 años desde su inauguración. Recuerdo, aún sin conocerlo interiormente, cómo desde la autovía de entrada sur se notaba mucha más vegetación en las laderas de las montañas que hoy día lucen algo secas. Siendo una de las entradas principales a la capital creo debería ser más llamativo, verde y frondoso. Que llame la atención ver ese bosque justo a la entrada de la ciudad. Entiendo que el crecimiento de los árboles y plantas es lento y conlleva un periodo de adaptación pero quizás esas laderas podrían ser sembradas con vegetacion más adaptada y de rápido crecimiento dejando el interior del área para las especies más exóticas. En cualquier caso sin duda el parque es una joya. Es un paraíso surgido de lo que un día fue un lugar sucio y maloliente. Ejemplo de los extremos a los que el hombre puede llevar a la naturaleza. Recomiendo visitar la zona conocida como " El Octógono" un verdadero vergel de cascadas, lagos y hermosas plantas, donde si cierras los ojos te sientes como en una selva donde escuchas solamente el sonido fresco de la natura. El rumor del agua, el canto de los pájaros y el croar de las ranas. Bello lugar que aún tiene que seguir creciendo en todos los aspectos y que sin duda algún día el chicharrero y la población de la isla valorará como se merece.
