Se trata de un pequeño pero monísimo recorrido por pasarelas de madera y puentes colgantes de poco más de 2 km.
Para disfrutar de este rinconcito debemos dirigirnos a Labruja, una freguesía perteneciente al concelho de Ponte Lima, muy conocida por los peregrinos ya que forma parte del camino portugués hacia Santiago de Compostela
En Portugal se lleva mucho esto de las pasarelas de madera con el fin de crear accesos a zonas intransitables que permitan disfrutar de los maravillosos paisajes ocultos que existen en todo el país.
A lo largo de la ruta encontraremos varios saltos de agua y una poza donde refrescarnos si nuestra visita coincide con un día de calor.
Los molinos están completamente restaurados, y aunque todavía estaba sin terminar cuando yo lo visité, cuenta con un área recreativa habilitada con asadores y mesas con vistazas a la cascada.
Y esto no es todo porque a tan sólo 10 minutos andando tenéis el conocido como poço do Pé do Negro. Una increíble piscina natural de aguas turquesa donde es muy probable que estéis completamente solos. ¿Se puede pedir más?
9 сен 2024
