Para muchos, la gran obra maestra de Queen y la apuesta más importante de la banda durante los 70. En este capítulo, Alfredo Lewin y Fernando Mujica repasan "A Night at the Opera".
ANATO es una maravilla de principio a fin. Gran variedad de ritmos y estilos, muestra una también una versatilidad instrumental enorme. Este disco excede lo esperable para cualquier banda de rock. Ubica a Queen en el cielo de la creatividad y virtuosismo. Para mí es la mejor banda de la historia del Rock.
Excelente análisis, lo descubrí por casualidad y me llamó la atención tanto la química que tienen entre ambos como el profesionalismo al haberse tomado la tarea de informarse bien en lugar de meramente repetir como loros lo que dice Wikipedia o lo que dicen otras páginas sin verificar la veracidad de la información (que, infortunadamente, es el caso con mucha gente). Me gustaría comentar una opinión impopular que tengo con respecto a este disco, que no tiene que ver con su calidad (que es magnífica, y en efecto yo también considero que es objetivamente el mejor trabajo de la historia del grupo, e incluso lo seguiría siendo si no tuviera a la «Rapsodia»), sino con uno de esos mitos que suelen repetirse: el de haber sido, presuntamente, el álbum más costoso hasta el momento. Si bien no fue barato en absoluto, cabe recordar que hubo muchos frentes en los cuales se ahorraron un buen dinero: transporte, viáticos, equipo, personal e incluso estudios. Me refiero a que los lugares donde grabaron eran de muy buena calidad pero no eran la crema y nata de los establecimientos de registro sonoro, y no eran lo más costoso que había. En términos futbolísticos, era como fichar a Jean Beausejour: muy buen jugador, pero obviamente no cobraría el mismo sueldo que Alexis Sánchez, ni mucho menos el mismo que Messi. En ese sentido, varios discos de gente como Alice Cooper o Pink Floyd habrían costado más. Lo mismo si hablamos del personal: el productor y el ingeniero jefe eran muy buenos, pero no eran tan famosos ni tan costosos como un George Martin o un Alan Parsons, así que algo como el primer disco de Ambrosia o la banda sonora de «Vive y deja morir» habrían incurrido en gastos mucho mayores. Aparte de ellos dos, los únicos que contrataron fueron cuatro asistentes para que movieran equipos de un lado a otro, una fracción de lo que gente como Bowie o Elton invertían en su séquito. La Reina tendría en un futuro su equipo de cocineros, guardaespaldas, personal de vestuario y todo eso, pero a esas alturas aún no. En cuanto a instrumentos, usaban los propios (como el koto, que era un regalo que les dieron en Japón, o el exosto del auto de Rogelio al final de su canción) o conseguían prestados (como el arpa), no tenían que invertir demasiado en eso. Su gasto en sesionistas, orquestas, coros, arreglistas, directores y compositores externos fue de cero libras y cero peniques, con lo cual se ahorraban una fortuna en comparación a discos de Michael Jackson en esa época (en la que aún no era el excelente compositor en el que se convertiría) o al mismo «Sargento Pimienta» que ustedes citan, en el cual todo lo escribieron Lennon/McCartney/Harrison pero hay arreglos de Martin y Leander, hay gente externa tocando arpa, cornos, violines, violonchelos, saxofones, clarinetes, clavecín, armonio, melotrón, piano, dilruba… Por último pero no menos importante, la totalidad del disco se hizo en dos locaciones geográficas: Londres y Monmouth, que si bien quedaban en dos países distintos (Inglaterra y Gales) eran sitios a los cuales podían acceder conduciendo. Literalmente podían almorzar en sus casas en Londres, tomar una siesta, subirse a sus autos y llegar a los estudios en Gales antes de que anocheciera. La gasolina no es barata pero no se compara a los muchos artistas (como Hendrix, precisamente) que grabaron discos en varios países distintos, que tenían que transportar instrumentos y personal por avión (imagínense lo que eso implicaba en acarreo, impuestos, aduanas y demás), que pagaban hoteles (para ellos y su comitiva), pasajes, a veces incluso visas y demás. Así que, si bien el disco fue una obra maestra y musicalmente estuvo a un nivel casi inalcanzable, eso de haber sido el más costoso hasta el momento me suena a pura estrategia de mercadeo para hacer crecer su leyenda. Entendible, pero innecesario, ya que la calidad misma de su contenido se sostiene por sí sola y el trabajo puede ser icónico sin meterle exageraciones o mitos (no lo digo por ustedes, sino por ellos mismos que fueron quienes iniciaron ese rumor). No es raro en ese grupo, de todos modos: la «Rapsodia bohemia» tiene también varias cosas que se le atribuyen que no son para nada ciertas, como lo de las 180 voces, lo de haberse colocado 14 veces en el programa radial de Everett, lo de haber sido el primer video de la historia, lo de haberse grabado en el mismo piano de «Hey Jude» y lo de haberse recortado de una versión más larga.
La primera canción de Queen que escuché en mi vida fue Bohemian Raphsody, ocurrió alrededor de 1989-1990. Casi de inmediato me hice un compilatorio en cassette de 4 canciones de Queen que grabé de la radio y la televisión (en este último caso pegando el estéreo de mis viejos a los parlantes de la TV).
Confirmo lo de la ausencia de '39 y Sweet Lady en la edición chilena. En la contratapa aparecen pero en el detalle del vinilo no están, al menos la edición que yo tengo. Grande Alfredo y Fernando, gracias por el podcast!
