XVII. Recuerdos de un desplazado
Provisiones
Quisiera empezar este capítulo como lo dijera un caudillo Jorge Eliecer Gaitan en su tiempo de ser activista:
El campo para los campesinos.
Así debería ser
Para que ser campesino sin tierras
Avergonzados y temerosos
Tanta tierra baldía y de propiedad del estado
Quien se la dio a ellos?
Acaso no es nuestra
por derecho de nacimiento?
Tanta cobardía pa poseerla
La verdad nacimos por descendencia muy cobardes
Aunque se nos habla de un pantano de Vargas
Hasta de centauros en el himno nacional
Puras mentiras…
Nadie ha defendido lo propio
O al menos no nos hemos unido pa defenderlo
Ya desde jóvenes nos hemos venido
Pa estas ruidosas ciudades
Pa absorver el homo de los exosto
Pa vivir en en sus extremos
Campesinos y en las ciudades
Como Murciélagos colgados en las lomas
O ranas en los pantanos
Que vergüenza..
Que dirían los supuestos libertadores
Se estarán tirando los cabellos de arrepentimiento
Dirán que combatieron ellos hasta la sangre
Pues ellos hicieron hasta lo que pudieron
Nos verán y dirán:
Que miserables no siguieron en la lucha
Van de retrocesos
Cada vez más se parecen más a los simio
Patria boba,
Es esta…
Donde no se tiene ni nacionalismo
Donde todo lo quieren recibir por la providencia de Dios
Nos han robado la tierra
Y los ladrones dicen:
Que la providencia de Dios les ha dado todo lo que toque sus pies
Nos han robado los guerrilleros
Nos han robado los paramilitares,
Nos han robado los generales del ejército,
Nos han robado los políticos,
A cosa esta,
Los herederos siguen robando y están en la política
Ya no les basto las tierras
Sino que nos quieren matar de hambre con tantos impuestos y persecución
Pa mi, que eso ya está bueno…
Vamos a la lucha desplazados…
No tienen nada que perder…
A ganar las tierras que nos han robado…
Todos por tierras
A la carga
La tierra para los campesinos…
Siguiendo este relato de la historia del desplazamiento de la familia Gaitan,
En mi condición de campesino viviendo y estudiando en la ciudad de la dorada caldas, con escasos trece años de edad,
A mi madre la visitaba en el campo aproximadamente cada mes, pues mi hermana Amparo siempre se ha preocupado por unir la familia.
Mi hermana trabajaba en un almacén llamado la cacharrería la 14 de propiedad de doña Dora, ella me daba dinero para que le comprara las provisiones de alimentos para la supervivencia de mi madre y tambien me daba el dinero para que pagara los transportes del viaje.
Me encantaba viajar a esa región cada mes a visitar a mi madre,
Ella, allá vivía en Boyacá en un lugar llamado el Poso Dos.
Y quiero relatarle un poco el viaje ya que esta memoria con el paso del tiempo se está agotando:
-Me despertaba a eso de las tres de la mañana con pereza y sueño, luego iba a la alberca donde se lavaba la ropa y me echaba agua en la cara para que se fuera todo rastro de pereza y sueño. Ya con buen ánimo y dispuesto al viaje que en mi mente se convertía en paseo, iba a la habitación de don Hernando a despertarlo para que quitara la tranca de la puerta y abriera los candados y volviera a cerrar y trancar la puerta.
Yo partía calle abajo y sobre mis hombros la caja grande de cartón que contenía el mercado, el trayecto era de unos treinta minutos caminando, para llegar al centro de la ciudad por donde pasaría un carro viejo estilo camioneta, que hacia el recorrido de la Ciudad de la Dorada hasta la veredas el Dos y medio cerca de Boyacá, para recoger la leche y volver en ese mismo día a la Dorada y entregarla en la empresa de productos lácteos celema.
Al llegar allí donde me correspondía esperar, ósea en el centro de la ciudad de la Dorada caldas, el paradero estaba a una cuadra la agencia de viajes, se escuchaban los gritos de los destinos de las ciudades y los pueblos, al mirar a mi alrededor se apreciaba las casetas abiertas de los vendedores de dulces y los vendedores de tinto y cigarrillo que pasaban y ofrecían sus productos.
21 окт 2024
