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Roberto Balado Méndez. Poseía una extraordinaria velocidad de manos y piernas, vista de águila para ver llegar los golpes y gran sentido de la esquiva. Prefería pelear en la media distancia para sacar mayor provecho al poco alcance que tenaía y entre muchas virtudes sobresalía la inteligencia y un instinto poco común para resolver por sí solo los imponderables no previstos en la esquina.
Pese a no poseer el somatotipo adecuado se esforzó y a base de voluntad y trabajo logró reinar en los pesos pesados, dejando en la corta trayectoria deportiva tronchada por un accidente automovilístico el cual le costo la vida, un record de 238 victorias, y tan sólo 12 derrotas en 250 combates efectuados.
Nació en Jovellanos, Matanzas, el 15 de febrero de 1969; antes de cumplir un año la familia vino a vivir a la Habana Vieja y poco tiempo después se mudaron al barrio El Palenque (La Lisa), a un costado del puente de la La Lisa.
Contaba con 14 años cuando decidió ponerse los guantes, como la mayoría de los atletas cubanos participó en los Juegos Escolares Nacionales.
Cerca de la casa estaba el Gimnasio de Rolando Rey, pero no se decidió a entrenar hasta que Raúl Fernández, el primer entrenador, lo convence a las practicas del boxeo en el gimnasio de la Academia provincial en el Cacahual.
Con dos o tres semanas de entrenamiento, el comisionado Manuel Echazábal,al ver la corpulencia de Balado y la necesidad de un futuro peso completo lo capta.
.."Dar y que no me den", era el secreto para llegar a mantenerse en el más elevado nivel de estelaridad, a pesar de las ostensibles desventajas en estatura y peso corporal ante la mayoría de los adversarios.
Para corroborar la certeza de esta escueta afirmación basta remitirse a los datos de dos peleadores derrotados por él durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, el estadounidense Larry Donald (1,88 metros de estatura y 104 kilogramos de peso) y el nigeriano Robert Igbineghu (1,86 y 103), mientras que el criollo presentó 1,80 y 94.
En la ronda eliminatoria los jueces marcaron en las computadoras 12 golpes de coincidencia a favor de Balado y sólo cuatro a Donald; algo muy similar ocurrió en la discusión de la medalla de oro al imponerse 13-2 frente a Igbineghu
La llegada de Balado al mundo de las cuerdas coincidió con un instante definitorio en la máxima división del boxeo cubano. En 1984, Teófilo Stevenson, aunque conservaba buena forma física e incluso aspiraba a conquistar la cuarta medalla dorada en Juegos Olímpicos, ya necesitaba del relevo capaz de continuar la senda victoriosa iniciada en Munich.
De la provincia guantanamera se tenían alentadoras noticias del joven Félix Savón, mientras que en los predios camagüeyanos el entusiasta Eugenio "Titi" Basulto hablaba maravillas del prospecto Leonardo Martínez Fizz.
El traslado promocional de Raúl Fernández hacia el Centro de entrenamiento Orbeín Quesada, cuartel general de la preselección nacional, jugó un papel decisivo en la formación y posterior consagración de Balado.
A propósito del indiscutible ascenso a los planos estelares apunta Alcides Sagarra: "Raúl habló conmigo del muchacho y sin ningún tipo de compromiso acepté que los preparara en la "Finca".
Comenzó a evidenciar progresos y muy pronto lo suyo fue algo más que el simple aprendizaje. Siempre estuvo dispuesto a ayudar en los "Sparrings" y no le importaba el nombre del contrario que tuviera enfrente".
Algunos especialistas del patio cuestionaron la decisión de incluir a Balado como el representante cubano en la división supercompleta del certamen mundialista de Moscú (1989).
Fallece el 2 de julio de 1994, a causa de las lesiones sufridas días antes en un accidente automovilístico, cuando se dirigía a entrenar en la sede de la selección cubana de mayores Holveín Quesada.
28 сен 2024