Estoy con cazzu, entiendo lo que siente y reprochó la forma errada y poco empática tanto de Nodal como de Angela que aunque sea una pelada debe ser más humana y entender que los sentimientos de Cazzu también son valiosos y sobre todo Nodal debió darle tiempo a procesar su separación antes de restregarle en la cara una nueva relación, mis respetos y sentimientos de solidaridad están con Cazzu.
😢 lo sentimos mi querida cazzu ese desgraciado nunca te merecio ..lo supimos desde que empezaste andar con el 😢😢😢 Lo odiamos por dejarte así destruida cuando tú estabas tan feliz sin el😢😢
Aquí presente a ver lo que Cazu está escuchando ❤ tú puedes nena trampa el que se lo queda pierde esperar que ahora eres tú mañana la chaches eso es karma tik tok
Diosito le mande un buen esposo a cazzuelita otro hombre que ame a inti Dios la ilumine a soportar su dolor de mujer trabajando esforzandose se recupera el animo nodal no vale la pena para ninguna muchacha que ama como cazzu & belinda animo cazzu
Rosalía, por granaínas me partes el corazón en dos cachitos... ru-vid.com/video/%D0%B2%D0%B8%D0%B4%D0%B5%D0%BE-cLWasLg-rrA.html 29/09/18 Flamencomanía David Montes. Si. La de Los Ángeles. La de 'malamente'. Ella. La de Barcelona. La de uñas largas y blancas. La que vino con un recital de cante clásico y tradicional bajo el brazo a Sevilla anoche. La que llenó el Café Alameda hasta los topes. La que sufrió, como nosotros, el calor porque no había aire acondicionado. La que ayer cerró la jornada de la penúltima sesión de la Bienal de Flamenco. Ayer se dejó el Trap, los discos y las coreografías en casa. ''La Bienal no es sitio para eso'' dijo a quien se lo reclamó. Bien por ella. Se sentó en la silla, al lado de José Acedo, de los Mellis, de Anna Colon y La Chispa. Primero sola y después con la escolta. Primero con guitarra y después con coros y palmas. Rosalía no es cantaora. No es jonda. Tampoco creo que quiera serlo. A lo mejor no quiere ser ni cantante. Es algo más que eso. Es artista. Si. Con todas las palabras. Y ayer dió buena fe de ello. Sus formas de mover las manos y sus gestos la delatan. Marca los tiempos como si estuviera repartiendo cartas. No se queda quieta en la silla. Coge el micro, lo suelta, lo coloca pero no lo maltrata. Como no maltrató el cante. Ese que no es sota, caballo y rey. Ese que no es soleares, tarantos, seguiriyas o alegrías. Sino ese otro que también forma parte del flamenco. Granainas, guajiras, milongas, fandangos, tangos, tanguillos y bulerías para una hora de recital donde no estuvo 'malamente'. Sin respirar ni copiar sílabas en el mismo sitio que tal o cual sino adaptándolo a sus formas y maneras, en solitario abrió por granaínas, las de oro y marfil de Chacón, sin que le temblara el pulso aunque con alguna carencia de dominio del cante y decirlo demasiado hacia dentro. El arco vocal que tiene Rosalía le permite navegar por el mundo de estos cantes afandangados con soltura. Y esta versión de Chacón aun más, que hasta la confunden la media de Vallejo, que si fue la que hizo para rematar el cante pagando con un suspiro a quien por ella suspire. La guajira del mulato dejó claro que su universo es marchenero. Tan denostado en su día y tan adorado hoy por muchos artistas. José Acedo demostró ser la opción más acertada para acompañarla anoche. Su universo es clásico y moderno. Como su toque. Como el cante de ella. Como la forma de vivir de ambos. Como los tangos de Vallejo. Los de la mano de Catalina casi a capela. De pie. Buscando meter al público en ambiente y tratando de que se olvidara del calor buscó el vínculo existente entre el carnaval y el flamenco en Cádiz. Que lo hay. A través del tanguillo. Ese que nos dejó para la historia El Tío de la Tiza, Pericón y Chano. El de los duros antiguos, la locura de Cádiz con el tranvía y el anticuario. Y ya que estaba en Cádiz se fue al otro lado del charco con la milonga. La hija de Juan Simón. De nuevo Marchena. Anticipando algunas piezas de lo que su ''nuevo proyecto que quiero presentaros aquí'' llegó el comienzo del final. Por fandangos, con los Mellis y los coros, se marchó a Huelva y por tangos se volvió a Sevilla para rematar recordando a Pastora en las melodias ''que me gustan tanto y que aprendí mientras estudiaba'' - en la ESMUC-. Ayer Rosalía sabía el sitio que pisaba y lo que tenía que hacer. Y lo hizo. A su forma y manera. Gustará mas o gustará menos. Eso dependerá de quien la oiga. Eso es cuestión de cada uno. Lo que no podemos negarle bajo ningún concepto es que lo que hizo no fue flamenco. Porque sí que lo que fue. Todo. De pitón a rabo. Además, tal es la polémica que ha suscitado su presencia en esta Bienal y tanto lo que se ha dicho y hablado sobre ello, que para quienes allí fuimos anoche, encontramos a un artista que citó al toro de frente, dándole el pecho y sin esconderse. Y con 24 años tiene mucho mérito. No fue una noche que pasará a la historia del cante. Ni mucho menos. Pero fue la noche en que Rosalía estuvo en la Bienal. Sin trap, sin Los Angeles y sin estar 'malamente'. Como muchos hubieran deseado. Idea y realización del vídeo: Paco Benamargo y Nur nahid. Imágenes de la Alhambra, Granada. Rosalía. Si. La de Los Ángeles. La de 'malamente'. Ella. La de Barcelona. La de uñas largas y blancas. La que vino con un recital de cante clásico y tradicional bajo el brazo a Sevilla anoche. La que llenó el Café Alameda hasta los topes. La que sufrió, como nosotros, el calor porque no había aire acondicionado. La que ayer cerró la jornada de la penúltima sesión de la Bienal de Flamenco. Ayer se dejó el Trap, los discos y las coreografías en casa. ''La Bienal no es sitio para eso'' dijo a quien se lo reclamó. Bien por ella. Se sentó en la silla, al lado de José Acedo, de los Mellis, de Anna Colon y La Chispa. Primero sola y después con la escolta. Primero con guitarra y después con coros y palmas. Rosalía no es cantaora. No es jonda. Tampoco creo que quiera serlo. A lo mejor no quiere ser ni cantante. Es algo más que eso. Es artista. Si. Con todas las palabras. Y ayer dió buena fe de ello. Sus formas de mover las manos y sus gestos la delatan. Marca los tiempos como si estuviera repartiendo cartas. No se queda quieta en la silla. Coge el micro, lo suelta, lo coloca pero no lo maltrata. Como no maltrató el cante. Ese que no es sota, caballo y rey. Ese que no es soleares, tarantos, seguiriyas o alegrías. Sino ese otro que también forma parte del flamenco. Granainas, guajiras, milongas, fandangos, tangos, tanguillos y bulerías para una hora de recital donde no estuvo 'malamente'. Sin respirar ni copiar sílabas en el mismo sitio que tal o cual sino adaptándolo a sus formas y maneras, en solitario abrió por granaínas, las de oro y marfil de Chacón, sin que le temblara el pulso aunque con alguna carencia de dominio del cante y decirlo demasiado hacia dentro. El arco vocal que tiene Rosalía le permite navegar por el mundo de estos cantes afandangados con soltura. Y esta versión de Chacón aun más, que hasta la confunden la media de Vallejo, que si fue la que hizo para rematar el cante pagando con un suspiro a quien por ella suspire. La guajira del mulato dejó claro que su universo es marchenero. Tan denostado en su día y tan adorado hoy por muchos artistas. José Acedo demostró ser la opción más acertada para acompañarla anoche. Su universo es clásico y moderno. Como su toque. Como el cante de ella. Como la forma de vivir de ambos. Como los tangos de Vallejo. Los de la mano de Catalina casi a capela. De pie. Buscando meter al público en ambiente y tratando de que se olvidara del calor buscó el vínculo existente entre el carnaval y el flamenco en Cádiz. Que lo hay. A través del tanguillo. Ese que nos dejó para la historia El Tío de la Tiza, Pericón y Chano. El de los duros antiguos, la locura de Cádiz con el tranvía y el anticuario. Y ya que estaba en Cádiz se fue al otro lado del charco con la milonga. La hija de Juan Simón. De nuevo Marchena. Anticipando algunas piezas de lo que su ''nuevo proyecto que quiero presentaros aquí'' llegó el comienzo del final. Por fandangos, con los Mellis y los coros, se marchó a Huelva y por tangos se volvió a Sevilla para rematar recordando a Pastora en las melodias ''que me gustan tanto y que aprendí mientras estudiaba'' - en la ESMUC-. Ayer Rosalía sabía el sitio que pisaba y lo que tenía que hacer. Y lo hizo. A su forma y manera. Gustará mas o gustará menos. Eso dependerá de quien la oiga. Eso es cuestión de cada uno. Lo que no podemos negarle bajo ningún concepto es que lo que hizo no fue flamenco. Porque sí que lo que fue. Todo. De pitón a rabo. Además, tal es la polémica que ha suscitado su presencia en esta Bienal y tanto lo que se ha dicho y hablado sobre ello, que para quienes allí fuimos anoche, encontramos a un artista que citó al toro de frente, dándole el pecho y sin esconderse. Y con 24 años tiene mucho mérito. No fue una noche que pasará a la historia del cante. Ni mucho menos. Pero fue la noche en que Rosalía estuvo en la Bienal. Sin trap, sin Los Angeles y sin estar 'malamente'. Como muchos hubieran deseado. Idea y realización del vídeo: Paco Benamargo y Nur nahid. Imágenes de la Alhambra, Granada.