Por simple decoro y dignidad, si es que les queda, Botero y Torres no deberían estar sentados en la misma mesa que el profesor Múnera. El cinismo de Torres no tiene parangón alguno. Todos hemos visto cómo invierte el tiempo que debería invertir trabajando, ganándose el dinero que como funcioario público le paga el estado, en denigrar a la Consulta, la designación y elección del profesor Leopoldo. Tal es la tirria y la inquina que se le nota, que no tiene la cortesía de decirle profesor al rector. Como académico y profesor universitario, pero más aún, como egresado de la UNAL, me avergüenza profundamente que ese individuo haga parte del órgano colegiado más importante de la universidad más importante del país. No entiendo con qué vísceras este individuo habla de la politización de la academia, cuando él mismo politizó sin escrúpulos la designación del rector, y le dio la espalda a los profesores y estudiantes de la UNAL.