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El caserío de Las Vegas, ubicado en Granadilla de Abona, Tenerife, tiene una rica historia que se remonta a tiempos aborígenes. Este lugar ha sido testigo de numerosos cambios y eventos a lo largo de los siglos, desde la época de los guanches hasta la actualidad.
Antes de la llegada de los conquistadores españoles, la zona de Las Vegas estaba habitada por los guanches, los aborígenes de Tenerife. Estos primeros habitantes vivían en cuevas y practicaban la agricultura y la ganadería, aprovechando las vegas o llanuras fértiles que caracterizan la zona.
Con la llegada de los españoles en el siglo XV, la zona de Las Vegas comenzó a transformarse. Los conquistadores introdujeron nuevas técnicas agrícolas y construyeron las primeras viviendas de piedra. Tras la conquista de Tenerife en 1496, la isla fue incorporada a la Corona de Castilla, y comenzó un periodo de reparto de tierras entre quienes habían participado en la causa castellana. La zona sur, conocida como Abona, fue entregada a Gonzalo Suárez de Quesada y al Duque de Medina Sidonia.
En Abona se identificaron zonas fértiles, conocidas como vegas, ideales para la agricultura. Gonzalo Suárez de Quesada mandó construir una ermita, dedicada a Nuestra Señora de La Esperanza, con la intención de que un pueblo próspero creciera alrededor de ella.
En los siglos XIX y XX, el caserío experimentó varios cambios significativos. En el siglo XIX se construyó la ermita de Santa Ana y Nuestra Señora de la Esperanza, marcando un hito importante en la historia local. Durante este periodo, la emigración hacia América y otras partes de Europa afectó considerablemente a la población local, que buscaba mejores oportunidades.
A pesar de estos desafíos, la comunidad de Las Vegas continuó desarrollándose y adaptándose a los cambios económicos y sociales de la época.
La Casa Guimerá es uno de los elementos más destacados del patrimonio cultural de Las Vegas. Su historia comienza con Agustín Guimerá i Ramón, un capitán de barco catalán que llegó a Tenerife en 1824. Tras vender toda la carga de su barco, que estaba en mal estado, decidió quedarse a vivir en la isla. Agustín se estableció en Las Vegas, donde adquirió tierras y construyó la casona que hoy se conoce como la Casa Guimerá.
La familia Guimerá se dedicó a la agricultura y al comercio, y Agustín llegó a ser un hacendado influyente en la zona. La casona incluía un secadero de tabaco, cuyos restos aún pueden observarse. La familia tuvo un papel importante en la comunidad local, participando activamente en la política y la economía de la isla. Hoy en día, la Casa Guimerá es un símbolo del patrimonio histórico de Las Vegas, recordado y celebrado por los habitantes locales.
Hoy en día, Las Vegas es un lugar pintoresco que conserva su patrimonio histórico y cultural. La arquitectura tradicional, las leyendas locales y las festividades siguen siendo una parte integral de la vida en el caserío. A lo largo de su historia, Las Vegas ha enfrentado diversos desafíos, desde la adaptación a nuevas técnicas agrícolas hasta la emigración de sus habitantes en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, ha logrado mantener su esencia y su riqueza cultural a través de los siglos.
15 окт 2024
