Otra volta, John Travolta?
Hará cosa de dos meses iba yo aullando como de costumbre a la radio del coche cuando la fortuna quiso que escuchara por primera vez la canción “Stumblin in”, de Suzie Quatro y un colega; y fue todo un descubrimiento. Me pasé una semana entera cantándola hasta que se dio en mi cabeza la feliz sinapsis de hacerle una versión y en italiano, porque me parecía que le venía que ni pintao. ¿Que qué sé yo de italiano? Lo que juego a chapurreare con i miei vicini, esto es, con mis vecinos. Nada más, nient’altro. A pesar de ello, y he aquí la magia del arte, la letra de esta canción se desenrolló en un periquete cual alfombra de Cleopatra. Fue venirme el “Ti amo così” y el resto salió rodado. Claro que Googlinno me echó un cable. Todo sea dicho.
Solo he estado en Italia una vez, hace años, breve y únicamente en Roma, aunque es un un país que me rechiflaría visitar, porque pese a que este vídeo sea un amasijo de tópicos, y los tópicos son fabulosos y sintéticos, un país es mucho más que eso. Máxime uno como Italia, cuna del arte, eterno tapiz de belleza y sensualidad. Desde que estoy dedicada a la producción musical viajo más bien poco, porque ando muy absorbida y porque cada uno de los proyectos es un viaje, un viaggio (que suena así como más sugestivo), al interior. Esta última obra lo es por partida doble. Sin embargo, después de semejante homenaje yo creo que me he ganado una escapada como Dío manda a Italia, non credi?
Hablaba del viaggio interior que ha supuesto este tema y he de decir que con lo que he disfrutado más ha sido componiendo los arreglos para saxo y banjo; sentía que el tema los pedia a gritos y han supuesto toda una novedad porque aún no había arreglado para estos dos instrumentos. He contado en esta ocasión con el grandísimo músico Antonio González, al viento, y con, Jose, mi querido amigo-orquesta, cuyo talento siempre me alucina. A los dos les agradezco su tiempo, su confianza y, claro, su pericia. Además éste ha sido uno de los temas hasta la fecha más retadores a la hora de cantar, por la stamina que requiere, pero tras un buen calentamiento de voz estoy orgullosa de solo haber utilizado para la línea principal, independientemente de los coros y dobles voces, una sola toma, que fue la que tenía el charme y la garra.
Otra historia ha sido la filmación. No se me puede dejar sola con un croma. La gran mayoría del vídeo lo he grabado yo por mi cuenta, aunque he tenido la suerte de contar con la ayuda de la familia Winter López, en especial de Jaime, para los planos cenitales y el del chapuzón, y por supuesto, por supuestísimo, para la escena del claqué con la de mi buen amigo Ismayla Sené; él, su enorme zen y su gran apañadura, fueron los héroes del día ayudándome a instalar un croma como un campo de fútbol sobre la pared de mi azotea. Infinita y sonriente paciencia la suya. Dieureudieuf, sama kharite.
Gracias a este vídeo y aunque se vean los alambres, porque esta pieza es un manual de cómo hacer magia enseñando el truco (quizás alguien sepa verle la gracia), he cumplido mi sueño de chiquillez de bailar con John Travolta, porque como ya he dicho en alguna ocasión, esto es precisamente lo que hace el arte: reconciliarnos con la vida y hacer posible lo que a veces “la realidad” no nos trae tan fácilmente. Con todo, a este viaggio in Italia, le veo muchas papeletas. Sí, señor. A lo que no le veo ninguna en esta vida es a tener hijos, que con la Nena ya tengo bastante, porque aunque los niños sean muy ricos no tengo ni chispa, pero ni chispa de ganas de dar uno a este mundo loco, tan solo si acaso para decirle “me enamoré de tu padre en la plaza San Marcos”.
Ahí es nada.
PD: Y ahí tampoco es nada, la sublime sincronía de que dando los retoques finales a este trabajo, echan para mi sorpresa Spectre por la tele. Ole las conexiones guapas.
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Voz, guitarra eléctrica rítmica, mezcla: Marta de la Fuente
Guitarra eléctrica, bajo, batería, banjo: Jose L. Rodríguez
Saxo: Antonio González
21 май 2024
