Este extraordinario señor del humorismo, sano, que jamás recurrió a las groserías y llegó a ser uno de los mejores en su oficio en Chile, fue compañero de curso de mi padre en el Liceo de Hombres de San Bernardo en la década de 1940. Yo lamento que las nuevas generaciones de chilenos quizás no lo conozcan, pero seguirá vivo en quienes somos mayores gracias a Internet y a este tipo de programas. Saludos.