Para Antonio, de 52 años, no es fácil volver a entrar en la prisión ‘La Modelo’ de Barcelona después de haber cumplido condena entre sus paredes. Estuvo encerrado entre 2013 y 2014.
Él es uno de los últimos presos que estuvo en la emblemática cárcel barcelonesa antes de cerrar sus puertas definitivamente en junio de 2017 y se convertiese en una curiosidad para los turistas y los barceloneses que ahora se pasean por su interior y se hacen fotos.
Mientras paseamos por sus pasillos y celdas nos cuenta el estado deplorable en el que estaban las instalaciones de la cárcel.
"Dormíamos con las ratas y las cucarachas. Me levantaba a media noche y era habitual ver a uno de mis compañeros con cucarachas por la cara”, “Era horroroso”, nos cuenta.
También nos explica que dentro de las cárceles hay más drogas que fuera. Y añade que una de las vías de entrada podían ser los vis a vis íntimos entre los reclusos y sus parejas del exterior. Aunque también reconoce que los controles de seguridad le hacían sospechar. "Después de un vis a vis podían cachearte casi desnudo, nos miraban los zapatos y registraban toda la paquetería. Creo que alguien que trabajaba dentro entraba la droga", añade con recelo.
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28 май 2018