El formalismo y la hipocresía en cualquier ejercicio religioso son una abominación para el Señor. Y entrar en su casa sólo para entretener nuestros oídos, y no para reformar nuestros corazones, debe ser ciertamente muy desagradable para el Dios Altísimo, así como inútil para nosotros mismos.
Por eso, muchos permanecen inconversos, incluso sin ser afectados por la predicación más evangélica, de modo que, como los compañeros de San Pablo antes de su conversión, sólo oyen la voz del predicador con sus oídos externos, pero no experimentan su poder interiormente en sus corazones. O, como la tierra cerca del vellón de Gedeón, permanecen intactos; mientras que otros, que llegaron a ser alimentados con la leche sincera de la palabra, como el vellón mismo, son regados por el rocío de la bendición celestial de Dios, y crecen gracias a ello.
Huid, pues, hermanos míos, huid de la curiosidad, y preparad vuestros corazones con una disposición humilde, para recibir con mansedumbre la palabra injertada, y entonces será un medio, bajo Dios, para vivificar, edificar, purificar y salvar vuestras almas.
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5 июл 2024
