¿De Verdad Tenemos Libre Albedrío? La libertad nos es dada y es limitada. 

Puesto que sería deseable que este espacio estuviera acaparado de comentarios y no lo está, no te cortes en acapararlo. De hecho no serás tú quien lo acapare. Será el espacio el que estará acaparado de comentarios, cosa que, como digo sería deseable y, añado, saludable.😌

@@RicardBiel 😂🤣 Ok. Pues aqui dejo el tocho: LA NECESARIA ILUSIÓN DEL LIBRO ALBEDRÍO Te has parado a pensar si realmente tenemos libre albedrío? El individuo no es un ser separado y autónomo, sino una manifestación de una única realidad o conciencia universal. La conciencia, no tiene características personales, ni está limitada por el tiempo, el espacio o la identidad individual. Por eso la ciencia es incapaz de descifrar este misterio. Esta conciencia , es la misma conciencia que se manifiesta a través de todos los seres. Todos los seres comparten la misma conciencia. Cuando un cuerpo mente aparece, la conciencia se identifica a ese cuerpo mente en concreto y surge la ilusión de separación. Surge el yo o el ego. Primero surge la identificación con el cuerpo y después con la mente. Una identificación que surge de los pensamientos, recuerdos y experiencias. La mente organiza estas experiencias creando una narrativa que parece coherente y unificada, lo que percibimos como un "yo" o una identidad personal. Sin embargo, esta identidad es solo una acumulación de pensamientos, no una entidad real e independiente. Los maestros iluminados a menudo expresan esta comprensión con la frase "no hay hacedor", indicando que el "yo" que creemos ser no es el verdadero agente de las acciones. Una vez comprendido esto, se hace evidente la imposibilidad de un "yo" individual que actúe, tome decisiones o tenga libre albedrío. Si aún resulta difícil de entender, podemos abordarlo desde una perspectiva lógica. Por ejemplo, tus decisiones están influenciadas por tu educación, tu entorno, tus genes y un sinfín de otros factores. Cada elección que haces está determinada por una combinación de todos estos factores previos. Imagina que estás eligiendo qué comer para el almuerzo. La decisión que tomas está condicionada por lo que te gusta, lo que está disponible, tu estado de ánimo y otros factores. La idea de elegir libremente está limitada por estas condiciones. Consideremos otro ejemplo: no eliges que tu pareja decida terminar la relación contigo, o que te despidan del trabajo. Estas situaciones, que parecen venir de fuera de ti, son también parte de una cadena de causas y efectos en las que no tienes control. La decisión de tu pareja o tu jefe está influenciada por sus propias experiencias, emociones y circunstancias, que a su vez están determinadas por factores aún más lejanos y complejos. Tampoco eliges cómo vas a reaccionar inicialmente ante estas situaciones. Tu reacción puede depender de tu historia personal, tu estructura psicológica y emocional, tu entorno, e incluso de factores biológicos como el estado de tu cerebro en ese momento. ¿Puedes realmente elegir si te sientes devastado, enfadado, o resignado? Esos sentimientos surgen como resultado de múltiples factores sobre los que no tienes control consciente. Después, cómo te repones de esas situaciones también sigue siendo parte de una cadena de causas y efectos. La manera en que enfrentas una ruptura o la pérdida de un empleo puede depender de las personas que te rodean, del tipo de apoyo que recibas, de las oportunidades que se presenten, y de tu propia capacidad de resiliencia, que también está formada por factores que no elegiste. Es cierto que muchas decisiones parecen ser conscientes, pero cuando profundizamos en cómo llegamos a esas decisiones, vemos que incluso lo que llamamos "decisiones conscientes" están condicionadas por factores que operan fuera de nuestro control. Por ejemplo: Decisión consciente de comer sano: Aunque conscientemente decides empezar a comer más saludablemente, esa decisión está influenciada por tu educación, tus hábitos previos, la información a la que has estado expuesto, la influencia social y tu genética (por ejemplo, cómo tu cuerpo reacciona a ciertos alimentos). Lo que parece ser una elección consciente está moldeado por muchos factores inconscientes que han dado forma a tu forma de pensar y a tus preferencias. Decisión consciente de mudarte a otra ciudad: Decides mudarte a otra ciudad porque crees que tendrás más oportunidades. Aunque esta decisión puede parecer deliberada, está influenciada por factores externos como las circunstancias económicas, las oportunidades laborales disponibles, el entorno social y familiar, e incluso las experiencias que has tenido en el pasado que te hacen preferir ciertos ambientes sobre otros. Todo en la naturaleza funciona por si solo, y ni nosotros ni nuestros pensamientos están separados de la naturaleza, de la realidad. Entonces ¿de qué sirve vivir con la sensación de libre albedrío si, en última instancia, no lo tenemos? En el nivel relativo, aunque el libre albedrío sea una ilusión, esta ilusión tiene un propósito funcional. En la vida cotidiana, nos sentimos responsables de nuestras acciones y decisiones, lo que nos permite interactuar con el mundo, formar relaciones, establecer metas y aprender de nuestras experiencias. Esta sensación de ser un "yo" separado que actúa en el mundo es una parte fundamental de cómo vivimos nuestra vida de manera práctica. Imagina que tienes un trabajo que te apasiona. Aunque desde la perspectiva absoluta no seas realmente el "hacedor" de las decisiones, la experiencia de sentirte responsable te motiva a trabajar, a mejorar tus habilidades y a buscar resultados. La ilusión de control tiene una función práctica en nuestra vida diaria. Desde este punto de vista, el libre albedrío parece ser útil para organizar la experiencia cotidiana. Si realmente viviéramos completamente desde la comprensión de que no hay "hacedor" y que todo está determinado, podría generar apatía o confusión, ya que nuestro cerebro está diseñado para interactuar con el mundo como si hubiera un agente individual. Sin embargo, comprender que esta sensación de libre albedrío es ilusoria no significa que deba ser ignorada. La enseñanza no-dual sugiere que cuando uno realmente entiende que el "yo" y el libre albedrío son ilusiones, esto trae consigo una liberación. La clave está en ver claramente la naturaleza de esa ilusión. Reconocer que el libre albedrío no es real no significa que tu vida pierda significado. Al contrario, puede traer una mayor aceptación y paz. Cuando entiendes que no eres realmente el "hacedor", desaparece el peso del ego, la culpa, la ansiedad por el futuro, y el constante esfuerzo por controlar cada aspecto de la vida. Si algo no sale como esperabas, la comprensión de que no tienes control sobre la situación te permite soltar la culpa o la frustración. Entiendes que estas situaciones son parte de un flujo más amplio de causas y efectos, y no necesariamente el resultado de una mala decisión "tuya". Esto no significa que no puedas actuar en el futuro, pero lo harás desde un lugar de mayor aceptación y claridad, no desde la ansiedad del control. Entender que no hay libre albedrío puede llevar a un desapego saludable. No es que debas dejar de tomar decisiones o actuar en el mundo, sino que lo haces con una comprensión más profunda de que el "yo" que parece decidir no es real en un sentido absoluto. Esto puede generar un enfoque más relajado y natural hacia la vida. En lugar de sentir que toda tu felicidad depende de obtener un ascenso o alcanzar un objetivo personal, comprendes que esos resultados son solo parte del flujo de la vida, no el producto exclusivo de tu esfuerzo individual. Sigues actuando y tomando decisiones, pero lo haces con menos apego al resultado final, sabiendo que las cosas ocurren según la concatenación de causas y efectos, no por tu voluntad. Es cierto que, a nivel absoluto, no somos responsables en el sentido de que no controlamos nuestras acciones de manera independiente. Sin embargo, a nivel relativo, la responsabilidad sigue siendo útil. Mientras vivimos en el mundo y nos identificamos como individuos, necesitamos seguir ciertas reglas sociales y éticas, aunque sea una construcción relativa. La conciencia de que el "yo" no es real no nos exime de comportarnos éticamente o con compasión, ya que esas acciones también son parte de la manifestación de la realidad. Vivir con la comprensión de que el libre albedrío es una ilusión, pero al mismo tiempo participar en la vida como si tuviéramos elecciones, puede parecer una paradoja. Pero es una paradoja que se resuelve cuando uno deja de aferrarse a la idea de que la vida debe ser completamente lógica o controlable. La realidad tiene múltiples niveles de comprensión, y ambos pueden coexistir. Es similar a ver una película. Sabes que los personajes no son reales, que todo es ficción. Sin embargo, mientras estás viendo la película, puedes emocionarte, sentir compasión o tensión. De manera similar, puedes vivir la vida con un sentido de libre albedrío, sin perder de vista que, en realidad, es todo una apariencia. Entender que el libre albedrío no es real a nivel absoluto puede liberar al "yo" de mucha carga y estrés, pero esto no significa que la vida en el nivel relativo pierda su sentido o funcionalidad. Mientras vivamos en el mundo cotidiano, la ilusión de libre albedrío tiene un propósito práctico, y al mismo tiempo, al reconocer la naturaleza ilusoria del "yo", podemos vivir con mayor libertad, desapego y aceptación. El valor de saber que no tenemos libre albedrío radica en que nos permite fluir más naturalmente con la vida, sin la presión constante de tener que controlar o ser responsables de cada detalle.

@@Raúl-w5l Perfectamente expuesto, y muy de acuerdo. Gracias por exponerlo, enriquece el vídeo y el canal. Lo que se deriva de la falta de libre albedrío que, según tu tesis, es la predeterminación, y que sería el cierre, la radicalización (sea dicho sin juicio) de la ausencia del libre albedrío, lo voy a tratar en el vídeo del lunes.

@@RicardBiel Ese es el gran dilema, la predeterminación, el destino. Los maestros siempre mencionan el destino para resumirlo, pero hay una frase de Ramana Maharsi que dice: "No hay creación ni destrucción, ni destino ni albedrío, ni senda ni logro. Esa es la verdad final". Vienen a decir más o menos que todo simplemente ES, sin más. Algo para la mente imposible de aceptar Pego aquí también una parte del libro "perfecta brillante quietud" que puede ser relevante: En realidad, no hay historias, al igual que no hay nada sucediendo aquí. Las historias son solo lo que los personajes soñados se cuentan a sí mismos, y unos a otros, una y otra vez; y al hacerlo mantienen el sueño. Tal como diría mi amigo Koshen con gran ironía ¡Solo es algo con lo que entretenerse hasta la llegada de Jesús!. Contar historias es soñar, y el sueño es deseo: deseo de ser. Y más que eso: es deseo de ser alguien; alguien separado, alguien especial; alguien con su propia historia. El personaje del sueño se encuentra completamente atrapado en este estar tejiendo la telaraña personal, en este estar construyendo y sosteniendo la historia personal, impulsado por ese desconocido y desapercibido afán de afirmar y reconfirmar de continuo el yo individual. El despertar no ocurre mientras se persigue una historia, mientras el deseo alimenta el deseo, mientras la necesidad alimenta el querer, todo ello reforzando constantemente el sentido de ser un yo separado que ni siquiera existe. El despertar ocurre cuando se ve de manera irrevocable que este deseo está desencaminado, cuando se ve que es fútil. Entonces cesa el contar de historias. Y entonces cesa la historia. Esto es lo que es ir más allá. Esto no es muy agradable de leer para un 4 verdad? 🤣😂🤣😂😄😉

@@Raúl-w5l No puedes llegarte a imaginar lo intolerable que resulta. Por eso, como buen cuatrazo, me cuento la siguiente imaginativa historia: mi neurosis "es". Y como justamente dices que no hay más que lo que "es", solo puedo "ser" único y especial, tal como lo confirma mi neurosis, es decir, lo que "es". ¡Toma castaña falaciosa cuatresca!😌

Lo celebro. El problema es que con este comentario no demuestras ni el experimento ni por tanto su resultado demostrando el libre albedrío. Gracias por comentar.

​@@elektrotubbie No lo confundo. Por eso utilizo el término arbitrariedad humana, que en este caso tiene que ver con la moral, es decir, con el deber. Y para reforzar la idea de arbitrariedad, es decir de que podemos a pesar de que no debamos, pongo en el vídeo un ejemplo. Gracias por comentar.

@@RicardBiel Pero el libre albedrío es la capacidad de decidir, no de actuar. Entiendo que si hablas de arbitrariedad humana no estás en absoluto hablando de libre albedrío. Hay una pregunta más sencilla que permite captar mejor el asunto: ¿Cómo demuestra un personaje de una obra de ficción que sus decisiones son suyas? Si intentamos contestar esta pregunta tenemos que sí, las decisiones son suyas, pero no de su instancia corporal (que en el caso de una ficción es conceptual), sino de su sustancia racional, que es una sola y la misma para todas las cosas de la obra de ficción. Eso es sencillo de ver, el verdadero problema, se da cuando imaginamos que no somos partícipes de una obra de ficción, porque en ese escenario las preguntas como "por que yo soy yo y no mi vecino" quedan sin respuesta.

​​@@elektrotubbieEsta aportación que haces enriquece el vídeo. Sin embargo, no contradice mi tesis divulgativa, que no va tanto a la raíz conceptual que tan bien especificas como a la cuestión genérica que, sin embargo, preciso en el minuto 10:50 confirmando este aspecto de tu tesis.

@@Raúl-w5l Superinteresante. De hecho, el punto de la predeterminación para mí es vacilante por mi parte en el vídeo, es decir, desde lo que creo pero no afirmo. En cuanto a la falta de libre albedrío que argumento, aunque efectivamente tiene con toda lógica que ver con la predeterminación si admitimos que esta existe, es lo que afirmo en sí mismo, es decir, parcialmente, desde mi lógica posible, o sea terrenal, o sea: inconsciente. Menuda paradoja.

@@RicardBiel 😂😂😂